Nuestra memoria consciente siempre busca recordar las experiencias agradables y echar al pozo del olvido las desagradables. Aunque es complicado olvidar una tragedia, la memoria nos pone en buen camino. Entonces le toca a nuestra voluntad ayudarnos a dejar de lado el rencor, la autocompasión, los traumas...
La voluntad sí puede mandar a la memoria, sólo es cuestión de educar dicha voluntad.
¿Y cómo podemos educar nuestra voluntad y aprender a olvidar?
Muy fácil, sólo tenemos que invertir el procedimiento que empleamos para recordar.
Si para recordar tenemos que revivir imágenes que se han guardado en la memoria, entonces para olvidar tenemos que desviar las imágenes que se nos vienen a la memoria. Y la mejor forma es

El remordimiento y el rencor es aliada cruel de la memoria. Por eso, para vivir tranquilo y en paz, aprendamos el arte de saber olvidar.