El fracaso nos lleva a derrumbarnos: Nos oscurece la vida y provoca que perdamos el camino.
Cuando el dolor nos muerde, olvidamos toda la dicha vivida y nos parece que ya nunca más podremos sonreír.
La traición de los que creíamos más fieles nos lleva a desilusionarnos de la amistad y a caer en la duda.
Sentir y vivir estas cosas es horrible…
es como en las noches de insomnio en que parece que nunca llegará la madrugada. Es así. Lo sabemos por experiencia.
Es bueno pensar cuando llueve que esa tristeza fecundará la tierra para la primavera.
Recordar que una salud radiante importa más que el tajo doloroso de un bisturí
A media noche, cuando nos cubre la pena y la derrota. Cuando atardece la desilusión. Cuando se nos muere la risa como el sol. Cuando se nos apagan una llama que hemos cuidado mucho para alumbrarnos en las tinieblas… consuela y entusiasma recordar que: Siempre hay un mañana.
http://www.shoshan.cl/tesoros2006/siempre_habra_un_manana.html
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