martes, 17 de agosto de 2010

Santa Teresita del Niño Jesús

Su vida
Luis José Estanislao Martín y María Celia Guerin la noche del 2 al 3 de enero de 1873 tenían la alegría de recibir del Señor el noveno y último de sus hijos. Le bautizaron el día 4 con los nombres de María Francisca Teresa. Viven en AlencónOrne (Francia). Es nuestra Teresita.
Es sensible, sumamente avispada. Aprende enseguida a rezar y a los dos años ya toma la "resolución de hacerse monja".
A los tres años ya procura "no rehusar nada al buen Dios".
El 28 de agosto de 1877 siente un profundo dolor por la muerte de su madre. Teresa escoge como "madrecita" a su hermana Paulina.
En noviembre de 1877 el Sr. Martín con sus cinco hijas -los otros hermanitos murieron muy pronto- se traslada a vivir a Les Buissonets (Lisieux). Sus hermanitas se llaman: María, Paulina, Leonia y Celina.
El 25 de marzo de 1883 Teresa enferma gravemente, hasta el domingo 13 de mayo, en que la sonrisa de la Virgen la cura milagrosamente.
El 8 de mayo, de 1884 su primera Comunión constituye una "fusión" con Jesús, al cual le pide "que le quite su libertad".
La noche de Navidad de 1886, durante la Comunión en la Misa de Medianoche, Jesús realiza "en un instante" la "conversión total" que en diez años de esfuerzo no había podido conseguir.
El 29 de mayo de 1887, fiesta de Pentecostés, su padre le da permiso para entrar en el Carmelo a sus quince años. Ya se sabe de memoria la Imitación de Cristo.
El 4 de noviembre de aquel año, en compañía de su padre y de Celina, parte para Roma y el día 20 se postra ante el papa León XIII suplicándole su permiso para entrar en el Carmelo.
El 9 de abril de 1888 ingresa en el Carmelo. No le faltan espinillas pero también muchas alegrías.
El 8 de septiembre, Natividad de María de 1890, llena de gozo, emite sus votos religiosos.
En enero de 1895 por orden de Madre Pñora, Inés de Jesús, Teresa comienza a escribir la Historia de un alma.
Desde junio de 1895 hasta su muerte fueron 27 meses de un terrrible martirio. Llegará a decir al final de sus días Teresa "que nunca pensó que fuera capaz de sufrir tanto como sufrió". También tuvo durante este tiempo profundos y abundantes gozos espirituales.
A las "noches de las nadas" y a los dolores que le ocasionaban "los hermanos pecadores" se unía "el océano de gracias" y "los tiempos pascuales".
La enfermedad continuaba minando su cuerpo.
Del 6 de abril de 1897 al 30 de septiembre Madre Inés fue recogiendo su "Novissima Verba", sus últimas conversaciones, que son todo un tesoro.
El 30 de septiembre, poco antes de morir "sin el menor consuelo", exclamó: "No me arrepiento de haberme abandonado al Amor; muy al contrario".
A las siete de la tarde miró al Crucifijo: "¡Dios mío, os amo!', y después de un éxtasis que duró el espacio de un credo, expiró.
El 17 de mayo de 1925 el papa Pío Xl la canonizó.
Su fiesta es el uno de octubre.
Sus obras
Fue corta su existencia y por lo mismo no pudo ser demasiado fecunda su producción literaria.
En 1898 se publican sus escritos en Historia de un alma.
Hasta 1956 no hemos tenido una edicción auténtica de las obras de Teresa de Liseieux.
El P. Francisco de Santa Maria fue el editor de los Manuscritos autobiográficos en el citado año, subsanando definitivamente el interpolado texto de Historia de un alma. Estos Manuscritos comprenden:
Historia juvenil de una fiorecita blanca, dirigida a la Madre Inés, escrita desde enero de 1895 a enero de 1896. Este manuscrito rebosa del amor que informa toda la vida de Teresa: "Este amor misericordioso me renueva, me purifica y no me deja huella de pecado".
Carta a su hermana Sor María del Sagrado Corazón. Escrita entre el 13 y el 16 de septiembre de 1896. Habla del Caminito. Teresa enseña que el Cuerpo Místico de Cristo tiene un corazón rebosante de amor y que éste lo es todo: "En el corazón de la Iglesia yo seré el amor".
Continuación de su historia juvenil... Dedicado a Madre Gonzaga. Escrito del 3 de junio al 13 de julio de 1897. Trata de su aspiración ideal a la santidad, que se cifra en permanecer pequeñita y alegrarse de esta pequeñez, que permite a Dios cumplir en ella la obra de su misericordia santificante y se afianza en la caridad fraterna que abraza a todo el mundo.
Cartas. En 1948 Andrés Combes publicó 238;
Poesías. Novíssima Verba. Consejos y Recuerdos...
Su espiritualidad
No es fácil sintetizar su doctrina o espiritualidad. Lo hacemos en estos cuatro puntos:
Vocación del amor.
Toda la vida de Santa Teresa del Niño Jesús fue, según su propia expresión, "un cántico al amor" y efectivamente el amor ocupó en su vida un lugar enteramente central. Decía que quería amar a Jesús "Como jamás había sido amado", que no conocía otro camino para llegar a la perfección que el amor. Que en la vida espiritual sólo pesa y cuenta el amor.
La infacia espiritual.
Encantadora es toda su doctrinma de la infancia espiritual. Ella descubrió al mundo los tesoros de paz, generosidad, sencillez y amor escondidos en el Santo Evangelio.
El "caminito de infancia espiritual" es el secreto de una santidad cada vez más perfecta y marivillosamente adaptada a la vocación y a las necesidades espirituales de todas las almas. Caminito de infancia, de pobreza espiritual, de confianza sin limites y de entrega al amor misericordioso. Esbribió: "Quisiera tener un ascensor para subir hasta Jesús, porque soy muy pequena para subir sola. - -El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús mío".
El Santo abandono.
Es el fruto de la infancia espiritual. Junto con el amor, la esperanza y la humildad el alma se entrega a Dios sin reserva y para siempre, porque tiene fe en su omnipotencia, en su sabiduría y en su bondad. Es un acto de confianza en Dios, es sobre todo el término y la consecuencia del amor. Escribió la Santa.
"Desde hace tiempo no me pertenezco, me entregué del todo a Jesús... Es muy libre de hacer de mi lo que le plazca".
Misionera de retaguardia.
La dimensión apostólica de Santa Teresa va compendiada en estas frases suyas: "Quisiera, oh amado, bien mío, recorrer la tierra, predicar vuestro nombre y clavar en tierras infieles vuestra cruz gloriosa. Quisiera anunciar el evangello a un tiempo en todas las regiones del mundo y hasta en las islas más lejanas.
Yo quisiera ser misionera, no sólo durante algunos años, sino haberlo sido desde la creación del mundo y continuar siéndolo hasta la consumación de los siglos.
Nuestra vocación es formar obreros evangélicos, de quienes seremos Madres".
De hecho la vemos a ella sacrificándose por los misioneros incluso durante su última enfermedad.
Su estela
El 9 de junio de 1897 había prometido hacer "caer una lluvia de rosas"; el 17 de julio había precisado: "Si mis deseos son escuchados, mi cielo lo pasaré sobre la tierra hasta el fin del mundo. Sí, quiero pasar mi cielo haciendo bien en la tierra".
El primero de agosto había declarado con tono inspirado: "Ah, lo sé, todo el mundo me amará".
No se equivocó. En veinticinco años se contaron más de cuatro mil prodigios atribuidos a su intercesión.
San Pío X, antes de incoar el proceso de su beatificación, ya había dicho: "Es la Santa más grande de los tiempos modernos".
Han sido innumerables las conversiones que se ha hecho por su medio, especialmente por la lectura de Historia de un alma.
Su estela y su recuerdo llena aún hoy las iglesias, las familias cristianas e inumerables almas que la invocan con fraternal devoción.
Su mensaje
-. que procuremos ir por el "caminito" de la sencillez.
-. que nos enamoremos del Amor con todas nuestras fuerzas.
-. que siempre y en todo procuremos cumplir la voluntad de Dios.
-. que el celo por las almas devore nuestro corazón.

¿Qué nos enseña Santa Teresita?

Nos enseña un camino para llegar a Dios: la sencillez de alma. Hacer por amor a Dios nuestras labores de todos los días. Tener detalles de amor con los que nos rodean. Esta es la “grandeza” de Santa Teresita. Decía: “Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra.”El secreto es reconocer nuestra pequeñez ante Dios, nuestro Padre. Tener una actitud de niño al amar a Dios, es decir, amarlo con simplicidad, con confianza absoltua, con humildad sirvendo a los demás. Esto es a lo que ella llama su “caminito”. Es el camino de la infancia espiritual, un camino de confianza y entrega absoluta a Dios.
Nos enseña a servir a los demás con amor y perfección viendo en ellos a Jesús. Toda su vida fue de servicio a los demás. Ser mejores cada día con los demás en los detalles de todos los días.
Nos enseña a tener paciencia ante las dificultades de la vida. Su enfermedad requi-rió de mucha paciencia y aceptación. Sólo estando cerca de Dios el sufrimiento se hace dulce.
Nos enseña a tener sentido del humor ante lo inevitable. Dicen que durante la meditación en el convento, una de las hermanas agitaba su rosario y esto irritaba a Santa Teresita. Decidió entonces en lugar de tratar de no oir nada, escuchar este ruido como si fuera una música preciosa. En nuestras vidas hay situaciones o acciones de los demás que nos molestan y que no podemos evitar. Debemos aprender a reirnos de éstas, a disfrutarlas por que nos dan la oportunidad de ofrecer algo a Dios.
Nos enseña que podemos vivir nuestro cielo en la tierra haciendo el bien a los que nos rodean. Actuar con bondad siempre, buscando lo mejor para los demás. Esta es una manera de alcanzar el cielo.
Nos enseña a ser sencillos como niños para llegar a Dios. Orar con confianza, con simplicidad. Sentirnos pequeños ante Dios nuestro Padre.
OraciónVirgen María y Santa Teresita, ayúdenme a tener más amor a Dios para servir mejor a los que me rodean.

Su misión en el cielo

"La Florecita", como muchos la llaman, encontró su elevador, que la llevó velozmente por entre períodos oscuros de sufrimiento espiritual, por entre largas noches de dolor corporal, hacia arriba, siempre arriba, hasta que al fin estuvo segura en brazos de su amado Jesús. Antes de morir, terminó su autobiografía, L’Histoire d’un Alme (La Historia de un Alma), escrita a petición de su Superiora. Ha sido traducida a muchos diferentes idiomas, y está llena de belleza, sabiduría y valor, y por ella podemos saber algo de la santidad de Teresita, pues explica cómo hizo de sí misma un juguete de Cristo. Hiciera lo que hiciera, estaba segura de su amor.La hermana Teresita de Lisieux murió el 30 de Septiembre de 1897. En junio de ese año había sido llevada a la enfermería del convento, padeciendo fuertes hemorragias, y no volvió a salir de allí. Tres de sus declaraciones, pronunciadas por ese tiempo, le han dado la vuelta al mundo y ningún comentario sobre la Florecita, por breve que fuera, estaría completo sin ellas: "Nunca he dado a Dios más que amor, y Él me pagará con amor. Después de mi muerte dejaré caer una lluvia de rosas." "Pasaré mi Cielo haciendo bien sobre la tierra." "Mi caminito es el camino de la infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta."Casi inmediatamente después de su muerte, fueron tan numerosos los milagros obtenidos por su intercesión, que la Santa Sede dispensó los acostumbrados cincuenta años que normalmente deben transcurrir antes que se inicie el proceso de canonización. En 1922 fue solemnemente beatificada por el Papa Pío XI, y dos años más tarde fue canonizada Teresa de Lisieux.Como una de las principales obligaciones de las carmelitas es pedir por las misiones, no es extraño que, en 1927, Santa Teresita fuera nombrada Patrona celestial de todas las Misiones Extranjeras, junto con San Francisco Javier. Dijo Teresita: "Quisiera ser misionera ahora y siempre y en todas las misiones."Lo mismo para los católicos que para los no católicos, Teresita sigue dejando caer su lluvia de rosas, y los que son suficientemente prudentes para recoger los preciosos pétalos, se encuentran atraídos irresistiblemente hacia Jesús.(La mayor parte de esta pequeña biografía ha sido extraída de "Nuestra Herencia Católica" tomo III, publicada por La Prensa Católica, México, 1973).
Fiesta: 1ro de octubre.La devoción a Santa Teresita del Niño Jesús se ha esparcido de una manera impresionante a través de toda la Iglesia. Durante su corta vida, Teresita no sobresalió por encima de las otras monjas del convento de carmelitas en Lisieux. Pero inmediatamente después de su muerte, muchos milagros y favores fueron concedidos a través de su intercesión. La santa cumplió la promesa de hacer caer una lluvia de rosas después de su muerte, es decir, una lluvia de beneficios hacia todos los que la invocan. "Lo que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de poder encender en amor de Dios una multitud de almas que le alabarán eternamente", decía Teresita. Su gran anhelo es que aquellos que la invocan amen a Dios con un amor abrazador.Por medio de sus cartas, los testimonios de aquellos que la conocieron, y especialmente su autobiografía, "La Historia de un Alma", millones han llegado a conocer sus grandes dones y virtudes. Incontables peregrinos visitan el convento carmelita de Lisieux, donde, el 9 de abril de 1888, María Francisca Teresa Martín, la hija menor del relojero Luis Martín, se convirtió en la novicia más joven. Tenía sólo quince años. Estaban ya allí dos de sus hermanas: María, la mayor, se había ido cuando Teresita tenía nueve años, y Paulina, que había cuidado de la familia después de morir su madre, entró cuando Teresita tenía catorce años. Impaciente por seguirlas, fue a Roma en una peregrinación con su padre, y rompiendo la regla del silencio en presencia del Papa, le pidió permiso de entrar al Carmelo a los quince años. "Entrarás si es la voluntad de Dios", le contestó el Papa León XIII, y Teresita terminó la peregrinación con el espíritu lleno de esperanza. Al terminar el año, el permiso que anteriormente la había sido negado, le fue concedido por el obispo y Teresita entró al Carmelo.Teresa había sido la hija preferida de su padre; era tan alegre, atractiva y amable, que los dos sufrieron intensamente cuando llegó el momento de la separación. Pero no le cabía la menor duda de que ésa era su vocación y desde el principio se determinó a ser santa. Aunque la salud de Teresita era muy delicada, no deseó ninguna dispensa de la austera regla y no le fue dada ninguna. Sufría intensamente por el frío y por el cansancio de cumplir con algunas de las penitencias físicas y exteriores que la Regla acostumbraba. "Soy un alma muy pequeña, que sólo puede ofrecer cosas muy pequeñas a Nuestro Señor," dijo en una ocasión, "pero quiero buscar un camino nuevo hacia el cielo, muy corto, muy recto, un pequeño sendero…Estamos en la era de los inventos. Me gustaría encontrar un elevador para ascender hasta Jesús, pues soy demasiado pequeña para subir los empinados escalones de la perfección…".
Este deseo se va a intensificar hasta en su lecho de agonía, en la esperanza de seguir siendo misionera después de su muerte :"Tengo la confianza de que no voy a estar inactiva en el cielo. Mi deseo es seguir trabajando por la Iglesia y por las almas. Así se lo he pedido a Dios y estoy segura de que me va a escuchar."(Carta 254) "Presiento que mi misión va a comenzar, mi misión de hacer amar a Dios como yo lo amo, de enseñar mi caminito a las almas "(JEV,85)"Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra"(JEV,85) Patrona universal de las MisionesLo más asombroso es que la Iglesia la proclamó Patrona universal de las Misiones en 1927. Ademas, Sor Teresita, sin haber abandonado jamás su celda, totalmente llena del Amor Misericordioso de Dios en lo cotidiano de su vida, irradió en el mundo las misericordias del Corazón de Dios.Las vocaciones teresianasDespués de la muerte de Teresa, innumerables vocaciones sacerdotales y religiosas nacieron de su encuentro con Teresa. Ella cumplió sus promesas. Muchísimos sacerdotes y misioneros le han confiado su ministerio. Más de 50 Congregaciones en el mundo viven la espiritualidad de Santa Teresita. Son ,por lo general, Congregaciones religiosas que han incorporado el mensaje teresiano a su cultura. Sus miembros son unos 5000.

La Humildad de Santa Teresita

LA SANTA MÁS GRANDE DE LOS TIEMPOS MODERNOS«Que nunca busque yo, que nunca encuentre cosa alguna fuera de ti; que las criaturas no sean nada para mí; que yo no sea nada para ellas, y que tú, Jesús, lo seas todo... que nunca sea una carga para los demás, y que nadie se ocupe de mí; que me vea pisada y olvidada, como un granito de arena tuyo, Jesús... Que se cumpla en mí perfectamente tu voluntad... Mi tarea es no ocuparme de mí misma».
Todos los Pontífices del siglo XX han tenido palabras elogiosas para Santa Teresa del Niño Jesús, pero quizá nadie haya tenido las oportunidades de Pío XI. Él la calificó como “estrella de su Pontificado” y como “huracán de gloria”. Él fue quien la elevó a los altares y la proclamó Patrona de todas las misiones. Gustaba llamarla “verdadera flor de amor, venida del cielo a la tierra, para maravillar al cielo y a la tierra”. Al hacerlo, matiza y da razones: El Evangelio nos dice, y Teresa nos lo recuerda reiteradamente, que “hay una cosa que ante Dios es más preciosa que las dotes de prudencia y organización, tan eficaces en nuestro apostolado cristiano; hay algo más precioso, que es la humildad, la dulce y sincera humildad de corazón”, que normalmente se manifiesta en la entera fidelidad a los deberes de estado, sean los que sean; “florecer allí donde Dios nos ha plantado y donde quiere que trabajemos, aceptando los sacrificios, hasta el total abandono, confiando sólo en su protección”. Tal es la lección que Teresita ofrece hoy al mundo moderno; por eso, Pío XI llega a llamarla “Palabra de Dios” (Verbum Dei) para el mundo. No podía ser más explícito al valorar la persona, vida, doctrina e influencia de esta humilde Sierva de Dios.Setenta años después de estas afirmaciones de Pío XI, se puede constatar la gloria de esta humilde pero apasionada amante de Jesús. Nunca, en toda la historia humana, ha habido una persona, viva o muerta, que en nueve años haya recorrido sin parar todo el mundo, con todos los honores, como lo está haciendo Teresa de Lisieux. Sus Reliquias guardadas en una preciosa urna, ya han viajado desde Alaska hasta Tierra de Fuego, desde Brasil a Siberia, a través de Rusia, sin olvidarnos de Italia, México Líbano, Iraq... En Argentina fue recibida por el Presidente de la República y en Nueva York por el séquito presidencial, en el aeropuerto Kennedy. Un auténtico huracán de gloria. En otoño del 2003 vendrá a España, donde permanecerá cuatro meses. Su obra escrita “Historia de un alma”, junto con la Biblia, es el libro más traducido y leido en el mundo entero.Pero lo más importante, el gran milagro de Teresa, es la realización en ella de la Palabra de Dios. Juan Pablo II, al final del decreto en el que la declara Doctora de la Iglesia, comenta Mt11, 29, diciendo: “Yo te bendigo Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las has revelado a los sencillos y humildes. Sí, la enseñanza de Teresa debe llegar a los sabios y prudentes, a los que con sincero corazón quieren descubrir el Amor tierno del Padre, sean del credo y condición que sean. Un mensaje esperanzador para todos: que todos somos hijos del mismo Padre”.Somos testigos de los actos celebrados con motivo del Centenario de su muerte y de la Proclamación de su Doctorado (1997). Hemos de reconocer que Teresa es una filigrana del Espíritu Santo. Nos atreveríamos a decir que ha hecho asequibles y sencillos a los grandes místicos españoles, Teresa de Ávila y Juan de la Cruz. Todo su intento es esclarecer y vivir la “pequeña vía”, o “caminito de infancia espiritual”, que es todo lo que ella vive y explica. Todo lo ve desde este prisma: la Eucaristía, la vida, la ofrenda, el sufrimiento, la noche de la fe... Lo que más impresiona es que ya desde los quince años no se refería nunca a sí misma, se olvidada en todo de su persona, sin hacer prevalecer ninguna de sus prerrogativas. Nunca se hacía resaltar. Ella misma dice en carta al abate Bellière: “Mi tarea es no ocuparme de mí misma” y un poco más tarde se explicaba: “Tengo como tarea no buscarme en nada”. Precisamente porque fue humilde (no “actuó” con humildad, sino que “fue” humilde), Dios ha hecho maravillas en ella y, a través de ella, en favor de todos los pueblos.
Autor: P. Eduardo Sanz, ocd

Frases de Santa Teresita

"Para mí, la Oración es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en medio del sufrimiento como en medio de la alegría. En una palabra es algo grande, algo sobrenatural que me dilata el alma y me une a JESÚS."
"No poseo el valor para buscar plegarias hermosas en los libros; al no saber cuales escoger, reacciono como los niños; le digo sencillamente al buen Dios lo que necesito, y Él siempre me comprende.""Lo que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de poder encender en amor de Dios una multitud de almas que le alabarán eternamente."
"Mi caminito es el camino de una infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta."
"Quisiera yo también encontrar un ascensor para elevarme hasta Jesús, porque soy demasiado pequeña para subir la dura escalera de la perfección".
"En el lavadero mi compañera de trabajo sacudía la ropa con tal fuerza que me salpicaba de jabón la cara. Esto me hacía sufrir, pero jamás le dije nada al respecto, y así ofrecía este pequeño sacrificio por los pecadores."
"Yo nunca aconsejo nada a nadie sin haberme encomendado a la Virgen Santísima. Ella es la que hace que las palabras que digo tengan eficacia en los que las escuchan".
"La vida es un instante entre dos eternidades."
"¡Qué grande es el poder de la oración!. Se diría que es una reina que en todo momento tiene acceso directo al rey y puede conseguir todo lo que le pide."
"La Santísima Virgen me demuestra que nunca deja de protgerme. Enseguida que la invoco, tanto si me sobreviene una inquietud cualquiera, un apuro, inmediatamente recurro a ella, y siempre se hace cargo de mis intereses como la más tierna de las Madres."
"Se sabe muy bien que la Santísima Virgen es la Reina del Cielo y de la Tierra, pero es más Madre que Reina."
"¡ Oh María ¡. Si yo fuese la Reina del Cielo y Vos fuésis Teresa, yo querría ser Teresa a fin de que Vos fuéseis la Reina del Cielo."
"Después de mi muerte, haré caer una lluvia de rosas."
"Voy a pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra."
"Yo no muero, entro en la vida."



"Nada te turbe, nada te espante. Todo se pasa. Dios no se muda".

"La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, nada le falta. Solo Dios basta".

"Dios mío te amo". Ultimas palabras de Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz.

"Comprendo y se por experiencia que el Reino de Dios está dentro de nosotros".

"Mi mayor título es ser hija de la Iglesia".