lunes, 27 de agosto de 2012

El que ama su vida, la pierde...


El grano de trigo
Juan12, 24-26. Tiempo Ordinario. Es necesario dejar de ser grano, renunciar, para dar el mejor fruto.

Juan 12, 24-26

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: en verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará.

Reflexión

Jesucristo dice: “Si el grano de trigo no muere, no dará fruto”. El grano que quiera seguir como grano, que le tenga miedo a la humedad,que no esté dispuesto a desaparecer como grano, ¿cómo ha de dar fruto?Si el grano muere, nacerá una nueva planta. Si es de maíz, dará muchoselotes, que tendrán muchos granos cada uno. Pero es necesario dejar deser grano para dar todo ese fruto.

Así, Jesucristo habría de morir para darnos un gran fruto: lasalvación de nuestras almas, el perdón de los pecados, la aperturanuevamente del Cielo para nosotros, la vida eterna, la graciasantificante, recobrar nuevamente la amistad con Dios. Todo ello esparte del fruto que Jesucristo dará al morir como grano de trigo en lacruz.

Luego, inmediatamente, el mismo Jesús dice: “El que se ama a símismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, seasegura para la vida eterna”.

Estas palabras son muy importantes para un cristiano, para unverdadero seguidor de Jesucristo, para todos aquellos que quierenimitarle en sus vidas. Él nos dice que las personas que son egoístas,que piensan en su comodidad, en su bienestar, en su placer, olvidándosede los demás no obtendrán la vida eterna. Si pasarán esta vida conplacer, con comodidad, cumpliéndose todos sus caprichos, pero perderánlos más importante, la vida eterna. Aquél que busca lo mejor para símismo, que no le importa dañar a los demás, u ofenderlos, omaltratarlos con tal de lograr sus placeres no vivirá con el Señor lavida eterna. Cambia el placer que se va pronto, que dura “nada”, portoda la vida eterna.

Por el contrario, quien no se interesa por los placeres, por lascomodidades, por cumplir sus caprichos y egoísmos, quien piensa en losdemás, se entrega por ellos y los ama, ese alcanzará lo más importante,lo que nunca ha de acabarse: la vida eterna.

Y Jesucristo que nos dice esas palabras, es el primero en darnos elejemplo: pues Él ha de ofrecer su vida, ha de perderla, ha de morir,para darnos la vida eterna, para perdonarnos los pecados, para darnosla salvación. “El que se aborrece a sí mismo”. Nuestro Señor, unverdadero ejemplo de amor por nosotros. No le importó morir, ni sufrirtanto, ni ser despreciado, abofeteado, escupido, azotado, ridiculizado,golpeado, coronado de espinas, despreciado, crucificado y ajusticiadoen la cruz, con tal de buscar nuestro bien. ¡Eso es amor! ¡Eso es amaral prójimo! ¡¡Eso es vivir la ley de Dios: amar a Dios y al prójimo!Por eso nuestro Señor será capaz de decirnos: “Ámense como yo los heamado” ¡Hasta dar la vida por los demás!

Recordemos lo que decían de los primeros cristianos hace ya dos milaños: ¡Miren cómo se aman!”. Los pueblos paganos quedaban maravilladospor el amor con que se trataban entre sí los cristianos y el amor conque trataban a todos los demás. El verdadero cristiano ha de ser comoJesucristo: Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por susamigos. ¿Acaso Jesucristo no hizo eso en la cruz por todos y cada unode nosotros? Imitémosle.

El auténtico cristiano, el verdadero católico es quien ama alprójimo y no se preocupa de sí mismo. Tengamos cuidado de los placeres,de las comodidades, de los caprichos, de los deseos, pues lo único quehacen es convertirnos en el centro de nuestro amor: nos buscaremos anosotros mismos.

Quien verdaderamente ama a su prójimo pensará en elloscontinuamente: el esposo, en su esposa; la esposa, en el esposo; lospadres, en los hijos; el ciudadano, en sus conciudadanos; el maestro,en sus alumnos;

El mundo pagano se distingue por el egoísmo. El mundo cristiano seha de distinguir por el amor. ¿Cuál mundo estamos construyendo? ¿Soypagano o soy cristiano? El mundo pagano termina con la muerte. El mundocristiano empieza con la vida eterna.

Jesucristo muere en la cruz para perdonarnos los pecados, paradarnos nuevamente la amistad con Dios, nos vuelve a abrir las puertasdel Cielo, nos hace partícipes de la vida eterna, nos da su gracia. ElSeñor nos enseña: “El que se ama a sí mismo, se pierde; el que seaborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna”, y“”Si el grano de trigo no muere, no dará fruto”. El distintivo de todoverdadero cristiano es el amor.


Sabemos que por mucho tiempo que pueda vivir un hombre en latierra, no será más que una gota en medio de la inmensidad del océano,un punto en medio de la eternidad. ¿No será preferible dejar un pocolas comodidades de aquí para entrar en la eternidad por la puertagrande?

¿Cuántas veces pensamos en ella? ¿La tenemos como una realidad? ¿Osólo es algo lejano e imaginario? Los santos mártires, como SanLorenzo, nos ponen ante los ojos el valor de la vida futura. Antes depadecer los sufrimientos a los que le sometieron -ser quemado vivo-reflexionó unos instantes y optó por Cristo a pesar de todo. Porquesabía muy bien qué encontraría después de su muerte.

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