En cierta ocasión un afamado astronauta se encontró con el prestigio médico que tiempo atrás lo había operado. En el transcurso de la conversación el astronauta afirmó: - Estoy convencido de que Dios no existe. - ¿Porqué? ¿Cómo es eso? – preguntó el médico. - Viajé varias veces por el espacio, viví seis meses en la estación espacial, pasé horas enteras escudriñando el espacio, pero jamás vi a Dios. El médico se quedó pensando unos segundos y repuso: - Pues sabes que los pensamientos tampoco existen - ¿Cómo? - Pues bien, sabes que soy neurocirujano. He abierto y operado cientos de cerebros, inclusive el tuyo, y por más que he buscado, jamás llegué a ver o a tocar un pensamiento. - Pero es que un pensamiento no es algo tangible, no es algo que se pueda ver y tocar a placer – replicó el astronauta – Los pensamientos existen, sin necesidad de que tengas pruebas físicas en tus manos. - ¿Y que te ha hecho pensar que con Dios es diferente? ¿Y porqué quieres ver y tocar a Dios para convencerte que existe? Publicado por Felipe Sangiorgi
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