martes, 30 de octubre de 2012

Decidir y ser constantes

En la pequeña escuelita rural había una vieja estufa de carbón muy anticuada... . Un chiquito tenía asignada la tarea de llegar al colegio temprano todos los días para encender el fuego y calentar el aula antes de que llegaran su maestra y sus compañeros. . Una mañana, llegaron y encontraron la escuela envuelta en llamas. Sacaron al niño inconsciente más muerto que vivo del edificio. Tenía quemaduras graves en la mitad inferior de su cuerpo y lo llevaron urgente al hospital del condado. . En su cama, el niño horriblemente quemado y semi inconsciente, oía al médico que hablaba con su madre. Le decía que seguramente su hijo moriría que era lo mejor que podía pasar, en realidad -, pues el fuego había destruido la parte inferior de su cuerpo. Pero el valiente niño no quería morir. Decidió que sobreviviría. . De alguna manera, para gran sorpresa del médico, sobrevivió. . Una vez superado el peligro de muerte, volvió a oír a su madre y al médico hablando despacito. Dado que el fuego había dañado en gran manera las extremidades inferiores de su cuerpo, le decía el médico a la madre, habría sido mucho mejor que muriera, ya que estaba condenado a ser inválido toda la vida, sin la posibilidad de usar sus piernas. Una vez más el valiente niño tomó una decisión. No sería un inválido. Caminaría. Pero desgraciadamente, de la cintura para abajo, no tenía capacidad motriz. Sus delgadas piernas colgaban sin vida.Finalmente, le dieron de alta. . Todos los días, su madre le masajeaba las piernas, pero no había sensación, ni control, nada. No obstante, su determinación de caminar era más fuerte que nunca. Cuando no estaba en la cama, estaba confinado una silla de ruedas. Una mañana soleada, la madre lo llevó al patio para que tomara aire fresco. Ese día en lugar de quedarse sentado, se tiró de la silla. Se impulsó sobre el césped arrastrando las piernas.Llegó hasta el cerco de postes blancos que rodeaba el jardín de su casa. Con gran esfuerzo, se subió al cerco. Allí, poste por poste, empezó a avanzar por el cerco, decidido a caminar. Empezó a hacer lo mismo todos los días hasta que hizo una pequeña huella junto al cerco. Nada quería más que darle vida a esas dos piernas. . Por fin, gracias a las oraciones fervientes de su madre y sus masajes diarios, su persistencia férrea y su resuelta determinación, desarrolló la capacidad, primero de pararse, luego caminar tambaleándose y finalmente caminar solo y después correr. Empezó a ir caminando al colegio, después corriendo, por el simple placer de correr. Más adelante, en la universidad, formó parte del equipo de carrera sobre pista. . Y aun después, en el Madison Square Garden, este joven que no tenía esperanzas de sobrevivir, que nunca caminaría, que nunca tendría la posibilidad de correr, este joven determinado, Glenn Cunningham, llegó a ser el atleta estadounidense que ¡corrió el kilómetro más veloz el mundo!. También conocido como el hombre más rápido del mundo, designado el atleta del siglo en el Madison Square Garden. . La constancia en la acción, es uno de los elementos fundamentales para conseguir el éxito. Haz lo que puedas y Dios hará lo que no puedas.

El Perrito cojo

El dueño de un negocio estaba clavando un cartel sobre la puerta, que decía: "Cachorros en venta". Carteles como ese atraen a los niños pequeños y, como era de esperar, pronto apareció un chiquillo. -¿A cuánto va a vender los cachorros? -preguntó. El dueño del negocio respondió: -Más o menos entre 300 y 500 pesos. El chiquito buscó en el bolsillo y sacó un poco de cambio. -Yo tengo 57 pesos -dijo-. ¿Podría verlos? El dueño del negocio sonrió, silbó y de la tienda salió Lady, que corrió por el corredor del negocio seguida de cinco pelotitas peludas. Un cachorrito quedó bastante rezagado. De inmediato, el chiquito distinguió que el cachorrito rengueaba y preguntó: -¿Qué le pasa a ese perrito? El dueño del negocio le explicó que el veterinario había examinado al cachorrito y había descubierto que tenía mal una articulación de la cadera. Siempre renguearía. Siempre sería rengo... El niñito se entusiasmó. -¡Ese es el cachorrito que quiero comprar! -No, tú no quieres comprar ese perrito. Si realmente lo quieres, te lo daré -dijo el dueño del negocio. El chiquito se enojó. Miró fijo al hombre y, señalándolo con el dedo, dijo: -No, quiero que me lo dé. Ese perrito vale tanto como los otros cachorros y le pagaré el precio total. Mire, le daré los 150 pesos por mes hasta terminar de pagarlo. El dueño del negocio lo contradijo: -En realidad tú no quieres comprar este perrito. Nunca va a poder correr y jugar contigo como los demás cachorritos. Al oír esto, el chiquito se agachó y se levantó el pantalón para revelar una pierna izquierda torcida e inválida apoyada en un aparato metálico. Miró al dueño del negocio y suavemente respondió: -Bueno, ¡Yo tampoco corro muy bien, y el cachorrito va a necesitar a alguien que lo entienda! El hombre se mordió el labio y, con los ojos llenos de lágrimas, dijo: - espero que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú. En la vida no importa quiénes somos, sino que alguien nos aprecie por lo que somos, nos acepte y nos ame incondicionalmente.

La diferencia entre un ángel y un amigo

“La diferencia entre un ángel y un amigo” ¿Ángeles o amigos?, todos tenemos un poquito de cada cosa…Un ángel no nos escoge, Dios nos lo asigna. Un amigo nos toma de la mano y nos acerca a Dios. Un ángel tiene la obligación de cuidarnos. Un amigo nos cuida por amor. Un ángel te ayuda evitando que tengas problemas. Un amigo te ayuda a resolverlos. Un ángel te ve sufrir, sin poderte abrazar. Un amigo te abraza, porque no quiere verte sufrir. Un ángel te ve sonreír y observa tus alegrías. Un amigo te hace sonreír y te hace parte de sus alegrías. Un ángel sabe cuando necesitas que alguien te escuche. Un amigo te escucha, sin decirte que lo necesitas. Un ángel en realidad es parte de tus sueños. Un amigo, comparte y lucha por que tus sueños, sean una realidad. Un ángel siempre está contigo ahí, no sabe extrañarnos. Un amigo, cuando no está contigo, no solo te extraña, también piensa en ti. Un ángel vela tu sueño. Un amigo sueña contigo. Un ángel aplaude tus triunfos. Un amigo te ayuda para que triunfes. Un ángel se preocupa cuando estas mal. Un amigo se desvive por que estés bien. Un ángel recibe una oración tuya. Un amigo hace una oración por ti. Un ángel te ayuda a sobrevivir. Un amigo vive por ti. Para un ángel, eres una misión que cumplir. Para un amigo, eres un tesoro que defender. Un ángel, es algo celestial. Un amigo es la oportunidad de conocer lo más hermoso que hay en la vida, “el amor y la amistad”. Un ángel quisiera ser tu amigo. Un amigo, sin proponérselo, también es tu ángel… o a veces un fantasma que se cuela por las noches debajo de tus sábanas blancas para compartir furtivamente tus sueños. http://radiofelicidad.mx/cmai/secciones/reflexiones/1188-la-diferencia-entre-un-angel-y-un-amigo-.html

Dos mejores amigos

Hubo una vez dos mejores amigos.. Ellos eran inseparables, eran una sola alma. Por alguna razón sus caminos tomaron dos rumbos distintos y se separaron. Y ESTO INICIO ASÍ: Yo nunca volví a saber de mi amigo hasta el día de ayer, después de 10 años, que caminando por la calle me encontré a su madre. La saludé y le pregunté por mi amigo. En ese momento sus ojos se llenaron de lágrimas y me miró a los ojos diciendo: murió ayer… No supe qué decir, ella me seguía mirando y pregunté cómo había muerto. Ella me invitó a su casa, al llegar allí me ofreció sentarme en la sala vieja donde pasé gran parte de mi vida, siempre jugábamos ahí mi amigo y yo. Me senté y ella comenzó a contarme la triste historia. Hace 2 años le diagnosticaron una rara enfermedad, y su cura era recibir cada mes una transfusión de sangre durante 3 meses, pero ¿recuerdas que su sangre era muy rara?, sí, lo sé, igual que la tuya… Estuvimos buscando donadores y al fin encontramos a un señor vagabundo. Tu amigo, como te acordarás, era muy testarudo, no quiso recibir la sangre del vagabundo. Él decía que de la única persona que recibiría sangre sería de ti, pero no quiso que te buscáramos, él decía todas las noches: no lo busquen, estoy seguro que mañana si vendrá… Así pasaron los meses, y todas las noches se sentaba en esa misma silla donde estás tú sentado y rezaba para que te acordaras de él y vinieras a la mañana siguiente. Así acabó su vida y en la última noche de su vida, estaba muy mal, y sonriendo me dijo: madre mía, yo sé que pronto mi amigo vendrá, pregúntale por qué tardó tanto y dale esa nota que está en mi cajón. La señora se levantó, regresó y me entregó la nota que decía: Amigo mío, sabía que vendrías, tardaste un poco pero no importa, lo importante es que viniste. Ahora te estoy esperando en otro sitio espero que tardes en llegar, pero mientras tanto quiero decirte que todas las noches rezaré por ti y desde el cielo te estaré cuidando mi querido mejor amigo. ¡Ah, por cierto, ¿te acuerdas por qué nos distanciamos? sí, fue porque no te quise prestar mi pelota nueva, jaja, qué tiempos… éramos insoportables, bueno pues quiero decirte que te la regalo y espero que te guste mucho. Te quiere mucho: tu amigo por siempre. ‘No dejes que tu orgullo pueda más que tú corazón… La amistad es como el mar, se ve el principio pero no el final’

Antes de sacar conclusiones

Una chica estaba esperando su vuelo en una sala de espera... ..... de un gran aeropuerto. Como debía esperar un largo rato, decidió comprar un libro y también un paquete con galletas. Se sentó en una sala del aeropuerto para poder descansar y leer en paz. Asiento de por medio se sentó un hombre que abrió una revista y empezó a leer. Entre ellos quedaron las galletas. Cuando ella cogió la primera, el hombre también tomó una. Ella se sintió indignada, pero no dijo nada. Solo pensó: "¡Qué descarado; si yo fuera más valiente, hasta le daría una bofetada para que nunca lo olvide!". Cada vez que ella cogia una galleta, el hombre también tomaba una. Aquello le indignaba tanto que no conseguía concentrarse ni reaccionar. Cuando quedaba solo una galleta, pensó: "¿qué hará ahora este aprovechado?". Entonces, el hombre partió la última galleta y dejó media para ella. ¡Ah no!. ¡Aquello le pareció demasiado!. Se puso a resoplar de rabia. Cerró su libro, tomo sus cosas y se dirigió al sector del embarque. Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso y para su sorpresa, allí estaba su paquete de galletas... intacto, cerrado. ¡Sintió tanta vergüenza!. Sólo entonces se dio cuenta de lo equivocada que estaba. ¡Había olvidado que sus galletas estaban guardadas dentro de su bolso!. El hombre había compartido las suyas sin sentirse indignado, nervioso, consternado o alterado. Y ya no estaba a tiempo ni tenia posibilidades para dar explicar o pedir disculpas. Pero sí para razonar: ¿cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones cuando debiéramos observar mejor? ¿cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas?. Y recordó que existen cuatro cosas en la vida que no se recuperan: Una piedra, después de haber sido lanzada; Una palabra, después de haberla dicho; Una oportunidad, después de haberla perdido; El tiempo, después de haber pasado.

Un corazón que escuche

Una historia que nos enseña a escuchar y acompañar al otro silentemente
Un psicólogo atendía una consulta en un hospital donde la mayoría de sus pacientes eran adolescentes. Un día le derivaron un joven de 14 años que desde hacía un año no pronunciaba palabra y estaba internado en un orfanato. Cuando era muy pequeño, su padre murió. Vivió con su madre y abuelo hasta hacía un año; cuando tuvo 13 años muere su abuelo, y tres meses después su madre en un accidente. Sólo llegaba al consultorio y se sentaba mirando las paredes, sin hablar. Estaba pálido y nervioso. El psicólogo no podía hacerlo hablar.
Comprendió que el dolor del muchacho era tan grande que le impedía expresarse, y él, por más que le dijera algo, tampoco serviría de mucho. Optó por sentarse y observarlo en silencio, acompañando su dolor. Después de la segunda consulta, cuando el muchacho se retiraba, el doctor le puso una mano en el hombro: "Ven la semana próxima si gustas... duele ¿verdad?.
El muchacho lo miró, no se había sobresaltado ni nada; sólo lo miró y se fue. Cuando volvió a la semana siguiente, el doctor lo esperaba con un juego de ajedrez. Así pasaron varios meses sin hablar, pero él notaba que David ya no parecía nervioso y su palidez había desaparecido. Un día mientras el doctor miraba la cabeza del muchacho cuando él estudiaba agachado en el tablero de ajedrez, estaba pensando sobre lo poco que los hombres saben acerca del misterio del proceso de curación. De pronto David alzó la vista y lo miró y le dijo: "Le toca".
Ese día empezó a hablar, hizo amigos en la escuela, ingresó a un equipo de ciclismo y comenzó una nueva vida, su vida. Posiblemente el médico le dio algo, pero también aprendió mucho de él. Aprendió que el tiempo hace posible lo que parece dolorosamente insuperable; a estar presente cuando alguien lo necesita; a comunicarnos sin palabras. Basta un abrazo, un hombro para llorar, una caricia; un corazón que escuche.

La Humildad la solución a los problemas




Una vez un grupo de tres hombres se perdieron en la montaña....

..... y había solamente una fruta para alimentarlos a los tres, quienes casi desfallecían de hambre.
Se les apareció entonces Dios y les dijo que probaría su sabiduría y que dependiendo de lo que mostraran les salvaría.
Les preguntó entonces Dios ¿qué podían pedirle para arreglar aquel problema y que todos se alimentaran?

El primero dijo: “Pues aparece más comida”, Dios contestó que era una respuesta sin sabiduría, pues no se debe pedir a Dios que aparezca mágicamente la solución a los problemas sino trabajar con lo que se tiene.

Dijo el segundo entonces: “Entonces haz que la fruta crezca para que sea suficiente”, a lo que Dios contestó que No, pues la solución no es pedir siempre multiplicación de lo que se tiene para arreglar el problema, pues el ser humano nunca queda satisfecho y por ende nunca sería suficiente.

El tercero dijo entonces: “Mi buen Dios, aunque tenemos hambre y somos orgullosos, haznos pequeños a nosotros para que la fruta nos alcance”. Dios dijo:

“Has contestado bien, pues cuando el hombre se hace humilde y se empequeñece delante de mis ojos, verá la prosperidad”.

Saben, se nos enseña siempre a que otros arreglen los problemas o a buscar la salida fácil, siempre pidiendo a Dios que arregle todo sin nosotros cambiar o sacrificar nada.

Por eso muchas veces buscamos la solución de un problema, sin dejar nada de lado y queriendo siempre salir ganando. Muchas veces somos egoístas y siempre queremos de todo para nosotros.

Seremos felices el día que aprendamos a reconocer que a veces somos débiles, y ser humildes dejando de lado nuestros orgullos.
Y veremos que al empequeñecernos en lujos y ser mansos de corazón, veremos la prosperidad.

http://radiofelicidad.mx/cmai/secciones/reflexiones/583-humildad.html

sábado, 27 de octubre de 2012

¿Cómo se ven las cosas desde el otro lado?




Meditación. Es inútil querer eternizar lo pasajero


¿Cómo se ven las cosas desde el otro lado?


A veces uno asiste a la muerte de hombres y mujeres por los que no deberíamos de llorar, porque su salida de este mundo es una salida triunfante, por lo que habría que lanzar las campanas al viento. Yo quisiera preguntarle a estos hombres y mujeres: ¿Cómo se ven las cosas desde el otro lado? Su mensaje podría comenzar así:

No lloren por mi, porque ya estoy con Dios que es la meta de la vida. No lloren, porque me he salvado, lo demás no importa ya. No lloren porque he muerto, simplemente he cambiado de vida. No lloren porque no me he marchado para siempre, nos volveremos a ver. No lloren por mi. Cuando nos volvamos a ver, todo será distinto, todo eternamente feliz.

Lloren más bien por ustedes y por sus hijos, porque muchas veces uno no ve el cielo, sino la tierra y sus cosas. Lloren porque muchas veces se olvidan de Dios, desconfían de Él, lo pierden, incluso. Lloren por ustedes y por sus hijos, porque pueden perderse, perder la vida eterna y con ello lo más importante de todo.

Crean ¡por favor!, en las cosas que en la tierra no se creen, no se quieren creer por el simple hecho de que aún no se han visto; yo he comenzado a vivir lo que, como ustedes, creí un día por la fe.

En la tierra se lucha por tantas cosas que valen mucho menos: el dinero, la posición, el prestigio. Aquí eso no sirve de nada. Ven que en mi viaje a la eternidad me he llevado bien poco. Las buenas obras: las que hice de niño, de joven, de mayor; mis actos de amor a Dios y al prójimo; mis oraciones y sufrimientos ofrecidos a Él; las horas de vida que cumplí su Voluntad.

Me duele sólo una cosa y mucho : contemplar tantas horas y días perdidos y desaprovechados para siempre. No me lo puedo perdonar. Pero nunca me arrepentiré de mi fe y de mi bautimo; Estoy con Dios felizmente y para siempre, y lucharé para que ustedes un día lo posean también eternamente.

Pero, no lloren por mi, lloren más bien por ustedes y sus hijos.

Si amamos mucho esta vida, más debemos amar la otra. Porque ésta es transitoria y aquella eterna. Es inútil querer eternizar lo pasajero, mejor es cultivar las cosas que uno puede llevar consigo a la eternidad.

jueves, 25 de octubre de 2012

SANTA TERESA DE ÁVILA Y LAS ALMAS DEL PURGATORIO

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Santa Teresa sentía gran compasión por las Almas del Purgatorio, y las asistió todo lo que pudo mediante sus oraciones y buenas obras. Como recompensa, Dios le mostró a menudo las Almas a las que ella se había dedicado, y las vio en el momento de liberarse de sus sufrimientos y entrar a los Cielos. En general, Ellas surgían del seno de la tierra. A continuación transcribimos algunas de sus visiones en sus propias palabras: "He recibido información - escribe ella - sobre un religioso que previamente había sido Provincial de una provincia y luego de otra. Lo conocí a él en ocasión de haber recibido un gran servicio suyo; esto me causó gran inquietud, si bien este hombre era recomendable por sus muchas virtudes. Estuve preocupada por la salvación de su alma, ya que él había sido Superior por espacio de veinte años y siempre temí mucho por quienes fueron encargados del cuidado de las almas. Así preocupada, fui a un oratorio y convoqué a Nuestro Divino Señor para aplicar a este religioso el poco bien que yo había hecho en mi vida; y proveer el resto mediante Sus méritos infinitos, para que esta alma pudiera liberarse del Purgatorio. Mientras suplicaba esta gracia con todo el fervor del que era capaz, vi sobre mi costado derecho a esta alma venir desde las profundidades de la tierra y ascender a los Cielos en feliz transporte de alegría. Aunque el sacerdote era de edad avanzada, aparecía ahora ante mí con las características de un hombre que no llegaba a los treinta años, y un semblante resplandeciente de luz. Esta visión, aunque breve, me dejó colmada de alegría, y sin la menor sombra de duda en cuanto a la veracidad de lo que había visto. Cuando estuve lejos del lugar donde este siervo de Dios había terminado sus días, unos días antes yo me había enterado de los pormenores de su edificante muerte. Todos aquellos que fueron testigos, pudieron ver con admiración cómo el preservó su conciencia hasta último momento, mientras derramaba lágrimas y los sentimientos de humildad que expresara esta alma a Dios". "Una religiosa de mi comunidad, gran sierva de Dios, había fallecido hacía menos de dos días. Estábamos recitando el Oficio de los Muertos en coro dedicándoselo a ella, una hermana leía el texto y yo estaba parada para decir el versículo. Por la mitad del oficio se me apareció el alma de esta religiosa llegando desde las profundidades de la tierra, tal como el caso que relaté antes, y se fue al Cielo". "En este mismo monasterio murió, a la edad de 18 o 20 años, otra religiosa, un verdadero modelo de fervor, constancia y virtud. Ella soportó pacientemente una vida llena de sufrimientos. Yo no dudaría que, después de una vida así, tendría méritos suficientes para ser eximida del Purgatorio. Sin embargo, durante el Oficio, y antes del entierro, vi el alma de ella surgir de la tierra y elevarse al Cielo". Cuando una persona dedica tiempo y oraciones a pagar por las Benditas Almas, está cumpliendo con todos los mandatos de la caridad: visitando a los presos y a los enfermos, dando agua al sediento, comida al hambriento, etc. Los Santos comprendieron esto y sintieron una profunda compasión por esas Almas que necesitaban de la ayuda de quienes aún podemos ofrecer actos de virtud y reparación que les aliviane la carga y que sin tal ayuda Ellas deberán pagar con años sino siglos de sufrimientos. Por todo esto, hemos hecho una pequeña selección de oraciones por las Benditas Almas, apelando a la misericordia de nuestros lectores para con estos hermanos que esperan - a veces por muchos años - que alguien los recuerde y ayude. Hermana Úrsula, Terciaria Franciscana Santiago de Chile
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Más alla de la Muerte

Autor: P. Angel Peña O.A.R. Necesidad de reparación. ¿Cómo es el limbo? NECESIDAD DE REPARACIÓN La misericordia de Dios es infinita, pero también es infinita su justicia. Por eso, Dios exige reparación de todos los pecados cometidos. Con frecuencia, pide a las almas víctimas que sufran por los pecadores para reparar sus pecados y ayudar a salvarlos. Muchas veces, las desgracias naturales, pestes, etc., son permitidas por Dios como un medio de reparar tantos pecados cometidos por pueblos o naciones. Son misterios de Dios que entran dentro de la solidaridad universal de todos los hombres. Santa Faustina Kowalska dice en su Diario que “un día me dijo Jesús iba a mandar un castigo sobre la ciudad más bella de nuestra patria (Varsovia). El castigo debía ser igual al que Dios había infligido a Sodoma y Gomorra. 1/ la gran cólera de Dios y un escalofrío inc sacudió y me traspasó el corazón. Yo oré en silencio”.Y por sus oraciones Dios la libró del castigo. Cuando su director espiritual, el P. Sopocko le preguntó por cuáles pecados Dios iba a castigar, ella respondió que por los pecados del aborto (Cuaderno 1, N°15). Muchas otras veces, sufría grandes dolores para reparar estos pecados. Dice: “Hoy (16-9-1937) he sentido unos dolores tan intensos que he debido acostarme. He estado retorciéndome con estos dolores durante tres horas. Ningún remedio me ayudaba y todo lo vomitaba. Jesús me ha hecho entender que lo había permitido en reparación de los pecados Cometidos contra los niños asesinados en el vientre de las malas madres “. “Jesús me ha hecho conocer cuánto le agrada la o ración reparadora y me ha dicho: La oración de un alma humilde aplaca la ira de mi Padre y atrae un mar de bendiciones” (9-8-1934). Dice San Pablo que “si por el pecado de uno solo llegó la condenación a todos, por la bondad de uno solo llega a todos la gracia de la salvación que da la vida” (Rom 5,18). Es interesante anotar aquí el poder de intercesión y de reparación de los buenos para poder salvar a otros de los efectos negativos y de los castigos que podrían venirles por sus pecados. Veamos un caso de la Biblia. Dios le dijo a Abraham que iba a destruir a Sodoma y Gomorra por sus muchos pecados. Abraham intercede y Dios va cediendo hasta que por fin le dice que, si hubiera diez justos, en atención a ellos no las destruiría (Gén 18), pero no había ni siquiera diez justos que pudieran interceder y Dios destruyó las dos ciudades. Veamos otro ejemplo. El rey David cometió el pecado de adulterio con Betsabé, esposa de Urías, y, además, mandó matar a Urías para quedarse con su mujer. Pero Dios envió al profeta Natán que le dijo: “Por haber hecho eso, no se apartará de tu casa la espada... Así dice Yahvé: Yo haré surgir el mal contra ti de tu misma casa... David dijo a Natán: He pecado contra Yahvé. Y Natán dijo a David: Yahvé te ha perdonado tu pecado. No morirás, pero por haber hecho con esto que menospreciaran a Yahvé sus enemigos, el hijo que te ha nacido (del adulterio) morirá” (2 Sam 12). En este caso, el niño, sin tener culpa alguna, sufre las consecuencias del pecado de sus padres y, de alguna manera, repara su pecado. Pues bien, todos estamos unidos como hermanos, miembros de la misma humanidad, sobre todo, los miembros de la propia familia. Y debemos ayudarnos unos a otros. Los sufrimientos ofrecidos tienen un gran valor terapéutico y de sanación de los efectos negativos producidos por los pecados, al igual que las indulgencias pueden sanar estos efectos en uno mismo o en las almas del purgatorio. San Pablo nos dice: “Yo me alegro de mis padecimientos por vosotros y suplo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo que es la Iglesia” (Col 1,24). La Madre Teresa de Calcuta hablaba con frecuencia “del grito de dolor de millones de niños abortados que está llegando continuamente al Corazón de Dios”. Y añadía que “el aborto es el gran destructor de la paz en el mundo “. Por eso, oraba por la paz y por estos niños. En el tercer secreto de Fátima, los ángeles recogen bajo los brazos de la cruz la sangre de los mártires y riegan con ella las almas que se acercan a Dios. La sangre de Cristo y la sangre de los mártires están consideradas juntas. El martirio se lleva a cabo de manera solidaria con la pasión de Cristo y se convierte en una sola cosa con ella. Ellos completan, a favor de la Iglesia, lo que aún falta a sus sufrimientos. Pero pensemos que mártires no solamente son los que mueren por Cristo, sino también las almas víctimas y todos aquellos que deben sufrir injustamente la violencia y quienes ofrecen generosamente su dolor por la salvación de los demás. Todos ellos reparan, de alguna manera, los pecados cometidos por los pecadores. Ahora bien, en el caso de los niños muertos sin bautismo, ¿qué culpa tienen ellos? Ninguna, pero, sí sus padres, en el caso de abortos provocados. En el caso de personas que han estado metidas en satanismo o brujería, espiritismo u ocultismo, muchos de sus familiares tendrán influencias negativas, sobre todo, si han sido consagrados a Satanás, aun sin culpa personal. Es claro que los pecados de los padres influyen negativamente en los hijos, no sólo con el mal ejemplo que les han dado, sino también por sus efectos reales, por ejemplo, en enfermedades heredadas o en pobreza adquirida por lapidación de bienes, etc. Hay muchas cosas incomprensibles en los planes de Dios ¿Por qué muere una madre joven que tiene varios hijos a su cuidado? Quizás Dios sabe que desde el cielo podrá velar mejor por sus hijos que si estuviera en la tierra. Sabemos poco del más allá. De todos modos, confiemos en la bondad de Dios, que, a veces, permite cosas dolorosas para conseguir nuestra salvación o la de los demás. Volviendo al tema de los niños abortados, quizás no podrán liberarse del pecado original e ir al cielo hasta que sus propios padres puedan reparar su pecado aquí en la tierra o en el purgatorio. Si ellos no lo hacen, porque son malos o van al infierno, otros tendrán que reparar este pecado. Pero debemos saber que estos niños necesitan de alguien que les ayude a liberarse del pecado original y pasar del estado de felicidad natural al estado de felicidad sobrenatural. De todos modos, este proceso o descubrimiento del cielo, el paso de lo natural a lo sobrenatural, de criaturas a hijos de Dios, necesita tiempo, sobre todo, si es necesaria una reparación por el pecado cometido contra ellos. Precisamente, por esto, decimos que existe el limbo, que existe un tiempo de espera después de su muerte y que la mayoría de ellos no van directamente al cielo. “Toda falta cometida contra la justicia y la verdad extraña el deber de reparación, aunque su autor haya sido perdonado” (Cat 2487) ¿CÓMO ES EL LIMBO? El limbo es un cielo “natural”. Es un estado de felicidad puramente natural. Pero, podemos preguntarnos ¿en qué consiste esta “felicidad natural”? Nadie puede saberlo con exactitud. Es un estado de vida sin sufrimientos, pero con un gran vacío existencial. Estos niños no son hijos de Dios, no son templos de Dios y les falta el amor de Dios en su corazón. Son felices relativamente en cuanto que no sufren y quizás crean que no hay otra cosa mejor. Probablemente, conocen algo de la vida de los hombres de la tierra y quieran comunicarse con su familia para sentir su amor... Pero, en el fondo, “sienten” que les falta algo. San Agustín, el gran doctor de la Iglesia, tiene la teoría de la iluminación. En varias obras (Soliloquios 11,3; De la vida feliz 4,35 etc.) habla de Dios como de un sol divino que ilumina nuestras almas desde el primer instante de su creación. Su luz, que es verdad, sabiduría, vida, bondad, hermosura, felicidad.., dejó su marca o huella en nuestra alma. Por eso, insiste mucho en que somos imagen de Dios e, incluso, habla de la “memoria Dei”, del recuerdo de Dios; como si hubiera en lo más íntimo de nosotros un recuerdo inconsciente de esa luz y de esa felicidad, que sentimos en el mismo instante de la creación de nuestra alma, y que queremos disfrutar de nuevo. Por esto, nuestra alma tiende naturalmente hacia Dios, hacia el bien, hacia la felicidad. No hay nadie que no quiera ser feliz. Sin embargo, cuando el alma está manchada por el pecado, se oscurece esta luz divina y busca la felicidad y el bien en las cosas materiales, en el placer o en el dinero, alejándose de Dios. Ahora bien, en el tema que nos ocupa, de los niños muertos sin bautismo, ellos, que no tienen culpa personal, tienen también esa tendencia innata y natural hacia el bien, hacia Dios, hacia la felicidad. No sufren, pero “sienten” en lo más íntimo de su ser que hay algo más y buscan sin claridad ese algo más que no saben dónde está. Para ellos, el pecado original puede ser como una barrera o como una especie de ceguera para “ver” a Dios o el camino para llegar a El. ¿Cuánto tiempo necesitarán para llegar a la plenitud de Dios? Depende. Quizás unos la encuentren inmediatamente, al morir, como si la fe y la oración de sus padres les hubieran dado un “bautismo de amor”, les hubieran iluminado el camino y, en un instante, hubieran podido llegar a la plenitud del amor de Dios. Otros necesitarán más tiempo hasta que su pecado sea reparado y reciban el “bautismo de amor” de sus padres o de otras personas buenas en virtud de la fe de la Iglesia y del dogma de la comunión de los santos. Los que más tiempo necesitarán serán aquellos cuyos padres fueron malos, los concibieron en pecado, o los abortaron o, peor aún, silos ofrecieron a Satanás. De todos modos, su liberación llegará un día por la fe y amor de personas buenas, ya que la solidaridad universal y la comunión de los santos les llegará también a ellos. Porque “todos formamos un solo cuerpo y el bien de los unos se comunica a los otros” (Cat 947). “El menor de nuestros actos, hecho con caridad, repercute en beneficio de todos los hombres, vivos o muertos” (Cat 953). Y “todo lo que posee el verdadero cristiano debe considerarlo como un bien en común con los demás” (Cat 952). Estos niños, al igual que tantos otros millones de hombres que nunca creyeron en Cristo, también han sido redimidos por Cristo y tienen por Madre a María, aunque no lo sepan. Ellos, como diría, el teólogo Karl Rahner, son cristianos anónimos y “se puede suponer que semejantes personas habrían deseado explícitamente el bautismo, si hubiesen conocido su necesidad” (Cat 1260). De ahí que “la misericordia de Dios y la ternura de Jesús con los niños nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para ellos” (Cat 1261). ¿Cuál es este camino? Si el bautismo es necesario para la salvación, ¿qué clase de bautismo reciben? ¿Podemos hablar de este “bautismo de amor” en virtud de la fe de la Iglesia y de la comunión de los santos? Es decir ¿en virtud de la fe, oración y amor de otras personas buenas? Lo importante es saber que necesitan nuestra ayuda para llegar a la plena felicidad del paraíso, porque la diferencia entre el limbo y el cielo es abismal. Ellos deben salir de ese estado natural en que se encuentran para vivir en un estado sobrenatural al que han sido llamados desde toda la eternidad Y cuyo anhelo se encuentra en lo más profundo de su ser. Nosotros podemos ayudarlos a encontrar su camino, podemos abrirles las puertas del cielo, podemos descubrirles con nuestra oración y nuestro amor la maravilla del cielo y de ser hijos de Dios en plenitud. Podemos bautizarlos con nuestro amor, con este “bautismo de amor” que será para ellos como la llave que les abra las puertas del cielo, donde encontrarán a millones de hermanos que los esperan para ser felices con ellos por toda la eternidad. “Los niños son bautizados en la fe de la iglesia” (Cat 1282)

El crimen del aborto en el Diario de Santa Faustina Kowalska

Sta. Faustina escribe: (D. 1276) "Hoy deseaba ardientemente hacer la Hora Santa delante del Santísimo Sacramento, sin embargo la voluntad de Dios fue otra: a las ocho experimente unos dolores tan violentos que tuve que acostarme enseguida, he estado contorsionándome por estos dolores durante tres horas, es decir hasta las once de la noche. Ninguna medicina me alivió, lo que tomaba lo vomitaba, hubo momentos en que los dolores me dejaban sin conocimiento. Jesús me hizo saber que de esta manera he tomado parte en su agonía en el Huerto y que Él mismo había permitido estos sufrimientos en reparación a Dios por las almas asesinadas en el seno de las malas madres. `[...] Ahora sí, entiendo de que dolores se trata, porque el Señor me lo hizo saber... Sin embargo, al pensar que quizá un día vuelva a sufrir así, me da escalofríos, pero no se si en el futuro sufriré otra vez de modo similar, lo dejo a Dios, lo que a Dios le agrade enviarme, lo recibiré todo con sumisión y amor. Ojalá pueda con estos sufrimientos salvar del homicidio al menos un alma..." El P. Seraphim Michalenko, (Marians of the Immaculate Conception) MIC, es un teólogo mundialmente reconocido como eminencia sobre la Octava de Pascua, Fiesta de la Divina Misericordia, y también por ser el principal traductor del diario de Santa Faustina y el postulador de su causa de canonización. Ha escrito lo siguiente: "En al menos tres ocasiones de 8 de la tarde a 11 de la noche, sintió como si le desgarraran las entrañas. Sufría tanto que pensó que iba a morir. Los médicos no conseguían averiguar lo que le ocurría, y ninguna medicación podía aliviar sus sufrimientos. Más tarde, se le dio a entender que estaba sufriendo esos dolores por las madres que estaban abortando a sus hijos" (Diario, 1276). "En otra ocasión tuvo una visión de un ángel que venía con rayos y truenos para destruir una de las ciudades más hermosas de su país. Se sentía impotente para evitarlo (Diario 474). ¿Qué antídoto le dio el Señor? El Rosario de la Divina Misericordia. (Ella explicó) que la ciudad iba a ser castigada por sus pecados, principalmente el pecado de aborto." Su Santidad Juan Pablo II firmó en la fiesta de la Anunciación en el año 2003 una bendición papal especial para aquellos que rezaran la Corona de la Misericordia por el fin del aborto. Dicha bendición se dirige a los Apóstoles Eucarísticos de la Divina Misericordia, y a "todos los fieles del mundo que se unan a ellos ofreciendo el Rosario de la Divina Misericordia... por las madres, para que no aborten a sus hijos; por los niños en riesgo de muerte en el seno de su madre; por un cambio del corazón de los abortistas y sus colaboradores; por las víctimas humanas de la investigación con células madre, de la manipulación genética, de la clonación y la eutanasia; y por todos los gobernantes, para que promuevan la Cultura de la Vida, para poner fin a la cultura de la muerte." El Santo Padre Juan Pablo II promovió la devoción de la Divina Misericordia dentro de la Iglesia, y declaró el Domingo después de Pascua como Domingo de la Divina Misericordia. Muchos fieles, especialmente en el movimiento pro-vida practican esta devoción. La imagen de Jesús de pie con su mano apuntando a su corazón, de donde emanan un rayo rojo y otro celeste, con las palabras "Jesús, en Vos confío", representa la devoción a la Divina Misericordia, basada en las revelaciones dadas a Sta. Faustina Kowalska (1905-1938). También le fue revelada la imagen de la "Coronilla de la Divina Misericordia", que dice: "Eterno Padre, yo te ofrezco el Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad de vuestro muy amado Hijo y Señor Nuestro, Jesucristo, en expiación de nuestros pecados y de los de todo el mundo. Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero". http://www.diarioya.es/

Métodos anticonceptivos abortivos

Cuando comienza la vida humana La concepción se produce en el instante mismo en que el espermatozoide penetra el óvulo, denominándose fecundación, la cual tiene lugar en las trompas de Falopio del aparato reproductor femenino. Es el preciso instante en que comienza una nueva vida humana, única, con caracteres particulares perfectamente definidos desde el punto de vista biológico y genético. Trompas de Falopio Las trompas de Falopio son dos conductos que se extienden desde cada ovario hasta el útero y son el escenario donde se produce la fertilización. Los óvulos liberados por los ovarios ingresan a las trompas al encuentro de los espermatozoides, que arriban tras atravesar la vagina, el cuello del útero y el útero. Según la enciclopedia/diccionario de la medicina Enciclopedia and Dictionary of Medicine, Nursing and Allied Health, un abortivo “es un fármaco o cualquier otra cosa que provoque el aborto”. De hecho, es un aborto químico. La Iglesia Católica prohíbe el uso de abortivos por el mismo motivo que se opone al aborto quirúrgico. Como enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: “La vida humana debe ser respetada y protegida desde el momento mismo de la concepción” (número 2270). Algunos abortivos también son contraceptivos en la forma en que actúan, lo cual también es gravemente inmortal. Como afirma la constante enseñanza de la Iglesia: “Es intrínsecamente mala ‘toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación! (Catecismo de la Iglesia Católica, número 2370, cf. Encíclica Humanae vitae, número 14). Métodos Contraceptivos 1. Los dispositivos intrauterinos (DIUs) Los DIUs, tales como el ASA, la T de cobre y el anillo, son artefactos de diferentes materiales que se introducen en el útero para evitar la procreación. Actúan química y mecánicamente, impidiendo a veces la anidación del óvulo ya fecundo en el útero, lo cual es un efecto abortivo. Este efecto es producido de varias maneras. Los DIUs aceleran el transporte del óvulo fecundado a través de la trompa, por lo que al llegar al útero éste no está capacitado para recibirlo y lo aborta. También producen destrucción del ser humano en sus primeras etapas de desarrollo; desplazan mecánicamente del útero al embrión implantado en él; impiden la implantación debido a la respuesta inflamatoria al cuerpo extraño que se produce en el útero; y alteran el proceso de maduración y proliferación del endometrio afectando la implantación. Consecuencias físicas: Infecciones con posibilidad de shock séptico y muerte, heridas y perforación del útero, esterilidad, sangrados abundantes, embarazos ectópicos (fuera del útero). 2. “Anticoncepción de emergencia” Los “anticonceptivos de emergencia” constituyen una forma de “evitar” la procreación basada en la falsa teoría de que el embarazo comienza con la implantación del óvulo ya fecundado (o sea, de la nueva vida humana) en el útero, en vez de la fecundación. Basándose en esta idea errónea se les dan el nombre de “anticoncepción de emergencia”, cuando en realidad se trata de un aborto. La llamada píldora del día después es una píldora abortiva llamada “anticonceptivo de emergencia” o “píldora para la mañana siguiente”. Contiene estrógeno y progestina. Una mujer que desee abortar químicamente toma una dosis de estas píldoras dentro de las 72 horas después de haber tenido relaciones sexuales. Este “cocktail abortivo” impide que el óvulo fecundado se implante en la membrana del útero. El diminuto ser humano muere de hambre y de asfixia, y es expulsado del útero. El Dr. Raiph Miech M.D., Ph.D., profesor asociado de medicina de la Universidad Brown, describe a Preven en el Providence Journal (8-3-98) del siguiente modo: “Este tipo de píldora provoca un aborto … desde el punto de vista farmacológico, a este fármaco se le debe llamar “abortion-after pill” [porque hace abortar después de ser tomada, nota de la traductora]. Lo mismo se puede decir sobre todas las ”píldoras para la mañana siguiente”. 3. Las píldoras anticonceptivas Los anticonceptivos orales o píldoras actúan impidiendo la ovulación o cambiando el moco cervical de modo tal que éste impide el paso de los espermatozoides, teniendo en ambos casos un efecto anticonceptivo. Pero además producen cambios en el endometrio uterino que impiden que el óvulo fecundado (o sea una vida comenzada) se anide, siendo este efecto abortivo. Consecuencias físicas: embarazos ectópicos, esterilidad por atrofia ovárica, trastornos circulatorios, y de la coagulación de la sangre que pueden causar accidentes cerebro-vasculares, coronarios, y de extremidades, embolias e infartos. Además pueden causar enfermedades tumorales en hígado y mamas. 4. La RU 486 Es una píldora abortiva que se utiliza en las primeras nueve semanas del embarazo. Bloquea la acción de la hormona progesterona, y por tanto, impide que un óvulo fecundado se implante en la membrana uterina. También se le llama mifepristone. Por sí sola, no siempre hace que se complete el aborto. Por ello, después que ha impedido la implantación –o sea, que ha matado de hambre a un embrión- administran una dosis de prostaglandina, la cual produce contracciones del útero y finalmente el embrión es expulsado de éste. 5. El Norplant – (Implante progestacional subdérmico) Son seis pequeños tubos del tamaño aproximado al de los fósforos que se introducen debajo de la piel en la parte superior del brazo de la mujer. Estos segregan una dosis baja de progestina, un abortivo que impide que el ser humano en desarrollo se implante en el útero materno. El Norplant, por lo tanto, también es abortivo. 6. Depo Provera – (Anticonceptivo inyectable trimestral) Impide que el ovario expulse un óvulo y hace más grueso el moco cervical para obstaculizar el movimiento de los espermatozoides. Funciona también como un abortivo, porque impide la implantación del óvulo fecundado al irritar la membrana del útero. La Depo Provera se administra mediante una inyección de 150 miligramos de depotmedroxyprogesterona.

El ABORTO Y LA BIBLIA

El aborto (feticidio) es grave pecado contra el 5to. Mandamiento, Exodo 20,13. La Iglesia así lo ha enseñado desde el principio>>. « Mi embrión tus ojos lo veían » (Sal 139/138, 16) El aborto y la Biblia -P. Frank A. Pavone, Director de Sacerdotes por la Vida (Priests for Life) La Biblia enseña claramente contra el aborto. Esta enseñanza sale a relucir de muchos modos y por muchas razones. Algunas personas señalan que la palabra "aborto" no aparece en la Biblia, y tienen razón. Sin embargo, la enseñanza sobre el aborto sí aparece. Este mismo es el caso de otras enseñanzas. La palabra "Trinidad", por ejemplo, no aparece en la Biblia, pero las enseñanzas sobre la Trinidad sí. En cualquier caso, quien quiera negar la enseñanza de la Biblia con respecto al aborto, la negaría aunque la palabra apareciera en ella. Miremos algunas de las razones bíblicas por las cuales el aborto, la destrucción directa de un niño en el vientre materno es tan terrible. 1) La Biblia enseña que la vida humana es distinta de los otros tipos de vida, ya que los seres humanos están creados a la imagen misma de Dios. Las narraciones de la creación del hombre y la mujer que aparecen en el Génesis (Génesis 1:26-31; 2:4-25) nos dicen lo siguiente: "Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Macho y hembra los creó." (Génesis 1:27). La palabra "crear" se utiliza aquí tres veces enfatizando un momento culminante dentro del proceso de Dios, haciendo al mundo y todo lo que éste contiene. Al hombre y a la mujer se les concede "dominio" sobre todo lo demás en el mundo visible. Ni siquiera el pecado original quita de los seres humanos la imagen de Dios. Santiago se refiere a esta imagen, diciendo que debido a ella ni siquiera deberíamos hablar mal los unos de los otros. "Con ella (la lengua) bendecimos a Dios Padre, y con ella maldecimos a los hombres hechos a imagen de Dios...Hermanos, no puede ser así." (Santiago 3:9-11). ¡La imagen de Dios! ¡Esto es lo que significa ser un ser humano! No somos unas simples células que han sido unidas al azar por unas fuerzas impersonales, ajenas a nosotros. Más bien, reflejamos auténticamente a un Dios eterno que nos conocía antes de que fuésemos hechos, y que nos llamó a la existencia. En los Salmos "¿quién es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo de Adán para que de él cuides?...coronándolo de gloria y grandeza; le entregaste la obra de tus manos" (Salmo 8:5-7). Es ahí en donde está la clave. Dios no sólo nos hizo, sino que nos valora. La Biblia nos habla de un Dios que está locamente enamorado de nosotros, hasta el punto de que se convirtió en uno de nosotros e incluso murió por nosotros, mientras que nosotros le seguíamos ofendiendo (ver Romanos 5:6-8). Frente a esto, ¿podemos decir que los seres humanos son desechables, como un carro, que son más los problemas que causa que lo que vale? "Dios no hace basura." Quien cree en la Biblia, tiene que creer que la vida humana es sagrada. 2) La Biblia enseña que los niños son una bendición. Dios ordenó a nuestros primeros padres: "Sean fecundos y multiplíquense" (Génesis 1: 28). ¿Por qué? Dios mismo es fecundo. El amor siempre desemboca en la vida. Cuando la primera madre trajo al mundo al primer niño, exclamó: "Gracias a Yahveh he podido tener un hijo" (Génesis 4:1). La ayuda del Señor es esencial, ya que El tiene dominio sobre la vida humana y el origen de ésta. Los padres cooperan con Dios en traer una nueva vida al mundo. Debido a que todo este proceso está bajo el dominio de Dios, es un pecado interrumpirlo. El profeta Amós condena a los amonitas, "Porque ellos al extender sus dominios abrieron el vientre de las mujeres encintas de Galaad" (Amós 1:13). "Son los hijos regalo del Señor, es el fruto del vientre premio suyo" (Salmo 127:3). 3) La Biblia enseña que el niño en el vientre es un niño verdaderamente humano, quien tiene incluso una relación con el Señor. La frase "quedó embarazada y dio a luz" es utilizada en repetidas ocasiones (ver Génesis 4:1,17), y el individuo tiene la misma identidad tanto antes como después del nacimiento. "Pecador desde el seno de mi madre" expresa el salmista arrepentido en Salmo 51:7. La misma palabra es utilizada para el niño antes y después de nacido (Brephos, es decir, "niño," es utilizada en Lucas 1:41 y en Lucas 18:15). Dios conoce al niño no nacido. "Me tejiste en el seno de mi madre...mis huesos no escapaban a tu vista cuando yo era formado en el secreto" (Salmo 139:13,15). Dios, además, ayuda y llama al ni o no nacido. "Me entregaron a Ti apenas nacido, Tú eres mi Dios desde el seno materno" (Salmo 22:11). "Hasta que me llamó por su mucho amor el que me había elegido desde el seno de mi madre" (Gálatas 1:15). 4) La Escritura en repetidas ocasiones condena la matanza de los inocentes. Esto fluye de todo lo que, hasta el momento, se ha visto. El dedo mismo de Dios escribe sobre piedra el mandamiento "No matarás" (Exodo 20:13; Deuteronomio 5:17) y Cristo lo reafirma (Mateo 19:18 -notar que El primero menciona este mandamiento). El Libro del Apocalipsis afirma que los asesinos no pueden entrar en el Reino de los Cielos (Apocalipsis 22: 15). La matanza de niños es condenada por Dios de manera particular a través de los profetas. En la tierra que Dios dió a ocupar a su pueblo, las naciones extranjeras tenían la costumbre de sacrificar en el fuego a algunos de sus niños. Dios dice a Su pueblo que ellos no deben tomar parte en este pecado. Sin embargo, sí lo hicieron, según lo narra el Salmo 106: "Sino que se mezclaron con ellos y los imitaron...Sacrificaron a sus hijos e hijas a los demonios. Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos e hijas, que sacrificaron a los ídolos de Canaán; la tierra quedó manchada de sangre" (Salmo 106:35, 37-38). De hecho, este pecado de sacrificio de ni os es mencionado como una de las principales razones por las cuales el Reino de Israel fue destruido por los asirios, y su gente llevada al exilio. "Sacrificaron a sus hijos e hijas por el fuego...entonces Yahveh se enojó muchísimo y los arrojó lejos de su presencia" (2 Reyes 17:17-18). Ni tan siquiera por la "libertad religiosa" puede ser tolerada la matanza de niños. 5) La Biblia enseña que Dios es un Dios de justicia. Un acto de justicia es uno de intervención a favor de los indefensos, un acto de defensa para aquellos que son demasiado débiles para defenderse a sí mismos. Al predecir al Mesías, el Salmo 72 dice: "Florecerá en sus días la justicia...pues librará al mendigo que reclame y al pobre que no tiene quién lo ayude" (Salmo 72:7,12). Jesucristo es nuestra justicia (1 Corintios 1:30) porque El nos rescató del pecado y de la muerte cuando no teníamos a nadie que nos ayudara (ver Romanos 5:6; Efesios 2:45). Si Dios hace justicia por Su pueblo, espera que éstos hagan justicia los unos por los ostros. "Sean compasivos, como es compasivo el Padre de ustedes" (Lucas 6:36). "Vete tú y haz lo mismo" (Lucas 10:37). "Entonces, todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos" (Mateo 7:12). "Que se amen los unos a los ostros" (Juan 15:17). El aborto es totalmente contrario a estas enseñanzas. Es la justicia trastornada, invertida, puesta al revés. Es la destrucción de los indefensos en lugar de ser su rescate. Si el pueblo de Dios no interviene para salvar aquellos cuyas vidas están siendo atacadas, no están ni agradando ni adorándolo a El. Dios, a través de Isaías dice: "¿Por qué vienen a profanar mi templo? Déjense de traerme ofrendas inútiles...¡Ya no soporto más sacrificios y fiestas!...Cuando rezan con las manos extendidas, aparto mis ojos para no verlos; aunque multipliquen sus plegarias, no las escucho, porque hay sangre en sus manos. ¡Lávense y purifíquense!...aprendan a hacer el bien. Busquen la justicia, den sus derechos al oprimido, hagan justicia al huérfano y defiendan a la viuda" (Isaías 1:12-17). En verdad, aquellos que dicen adorar a Dios, y apoyan el aborto, están cayendo en la misma contradicción que condena el profeta y necesitan escuchar el mismo mensaje. 6) Jesucristo prestó una especial atención a los pobres, a los despreciados, y a aquellos a quienes la sociedad consideraba insignificantes. El derrumbó las falsas barreras que las personas habían establecido entre sí, y en su lugar, reconoció la igualdad de la dignidad humana en todo individuo, a pesar de lo que la opinión general pudiera decir. En consecuencia, vemos que acoge a los niños, a pesar de los esfuerzos de los apóstoles por mantenerlos alejados (Mateo 19:13-15); a los cobradores de impuestos y a los pecadores, a pesar de las objeciones de los Escribas (Marcos 2:16); a los ciegos, a pesar de las advertencias de la multitud (Mateo 20:29-34); a una mujer extranjera, a pesar de la absoluta sorpresa de los discípulos y de la mujer misma (Juan 4:9,27); a los Gentiles, a pesar del enfado de los judíos (Mateo 21:41-46); a los leprosos, a pesar del aislamiento de éstos del resto de la sociedad (Lucas 17:11-19). Cuando se trata de la dignidad humana, Cristo borra toda distinción. San Pablo declara: "Ya no hay diferencia entre quién es judío y quién es griego, entre quién es esclavo y quién es hombre libre; no se hace diferencia entre hombre y mujer. Pues todos ustedes son uno sólo en Cristo Jesús" (Gálatas 3:28). De ese mismo modo, nosotros podemos decir: "No hay ni nacido ni no nacido." El usar esta distinción como base para la valoración de la vida y de la protección que uno merece, no tiene sentido y constituye una ofensa para todo lo que la Escritura enseña. El niño no nacido es el grupo más rechazado y discriminado de nuestra sociedad. Cristo mismo de seguro ha de tener un amor especial hacia ellos. 7) La Escritura nos enseña a amar. San Juan nos dice: "Pues se les enseñó desde el principio que se amen los unos a los otros. No imitemos a Caín, que mató a su hermano..." (1 Juan 3:11-12). El amor es el contraste directo de la matanza. Quitarle la vida a otro es romper con el mandamiento del amor. Fallar en ayudar a los que se encuentran en necesidad y en peligro es también fallar, en amar. Cristo nos enseña esto, claramente, en la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10:25-37), en la historia del hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19-31), y en muchos ostros lugares. Ningún otro grupo de personas se encuentra en mayor peligro que los niños y niñas dentro del vientre materno. "Cuando alguien...viendo a su hermano en apuros le cierra el corazón, ¿cómo permanecerá el amor de Dios en él?" (1 Juan 3:17). 8) La vida es victoriosa sobre la muerte. Este es uno de los temas más básicos de la Escritura. La victoria de la vida está predicha en la promesa de que la cabeza de la serpiente, a través de quién entró la muerte al mundo, sería aplastada (ver Génesis 3:15). Isaías prometió: "Y así destruirá para siempre a la Muerte" (Isaías 25:8). En la escena del primer asesinato, la tierra "abrió su boca" para tragarse la sangre de Abel. En la escena de la victoria final de la vida, es la muerte misma la que será "destruida en esta victoria. Muerte, ¿dónde está ahora tu triunfo? ¿dónde está, muerte, tu aguijón?...Por eso demos gracias a Dios, que nos da la victoria por Cristo Jesús nuestro Señor" (1 Corintios 15:54-57). El aborto es muerte. Cristo vino a vencer a la muerte, y por lo tanto, al aborto. "Yo, en cambio, vine para que tengan vida y sean colmados" (Juan 10:10). El desenlace final en la batalla a favor de la vida ya ha sido decidido por la Resurrección de Cristo. De nosotros depende el difundir esa victoria a cada persona. El movimiento pro-vida se mueve de la victoria que Cristo ganó a plenitud, a esa victoria del día final. "Ya no existirá ni muerte" (Apocalipsis 21: 4). "Amén. Ven, Señor Jesús!" (Apocalipsis 22:20). Padre Frank Pavone "Priests for Life" en español Jesús, no nacido, comienza la obra de la salvación y santifica a una madre y a su niño no nacido. El evento mas impresionante de las Sagradas Escrituras que revela la dignidad del niño no nacido es el hecho de que Jesucristo mismo se encarnó en el vientre de María Santísima y vivió como niño no nacido. Desde el vientre hace el primer milagro de gracia. Ocurre en la visita de la Virgen Santísima a su prima Santa Isabel. Jesús, no nacido, comunica su gracia santificadora a Sta. Isabel y a su niño no nacido, San Juan Bautista. Lucas 1:41 "Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo" Sta. Isabel como respuesta bendice a la Virgen y a Jesús: Lucas 1:42 "y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno" Sta. Isabel además reconoce que el bebé no nacido que vive en María es su Señor. Lucas 1:43-44 "y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno." La Iglesia, fiel a Jesucristo, siempre ha proclamado que la vida humana es sagrada desde el momento de la concepción. Es por eso que condena el aborto como un gravísimo pecado contra el Quinto Mandamiento: "No Matarás". Padre Jordi Rivero http://www.corazones.org/moral/vida/aborto/aborto_biblia.htm

Dimensiones jurídica y moral del aborto

Dimensiones jurídica y moral del aborto ¿Qué es el aborto provocado? El aborto provocado es la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al nacimiento. Así ha sido declarado el 23 de Mayo de 1988 por la Pontificia Comisión para la Interpretación Auténtica de los Textos Legislativos: "El aborto no es sólo matar el fruto inmaduro del vientre, sino toda acción que de cualquier modo y en cualquier momento conduzca a su muerte. El castigo afecta a todos los que intervienen en el aborto y no sólo a la madre que mata o hace matar a su hijo" . ¿Por qué se considera un "crimen abominable" al aborto? El aborto es un "crimen abominable", como lo calificó el Concilio Vaticano II (Gs,51 ), porque consiste en quitar la vida a una criatura inocente, que no ha cometido ningún delito. Además, se agrava el crimen por ser la víctima una criatura que tendría derecho al amor de sus padres y que no alcanzará a disfrutar de ninguno de los bienes de la vida, principalmente del Bautismo y las gracias del cristianismo. Finalmente, este crimen se comete contra alguien absolutamente incapaz de defenderse y muchas veces no es eficazmente sancionado por la justicia humana, razón por la cual se debe temer aún más el juicio divino. ¿En qué incurre quien realiza o conciente que le realicen un aborto? Quien consciente y deliberadamente practica un aborto o acepta que se lo practiquen o presta una colaboración indispensable a su realización incurre en una culpa moral y en una pena canónica, es decir comete un pecado y un delito. ¿En qué consiste la culpa moral? La culpa moral es un pecado grave contra el valor sagrado de la vida humana. El quinto Mandamiento ordena NO MATAR. Es un pecado excepcionalmente grave (mortal), porque la víctima es inocente e indefensa y su muerte es causada precisamente por quienes tienen una especial obligación de velar por su vida. Además, hay que tener en cuenta que al niño abortado se le priva del Santo Bautismo. ¿Qué es una pena canónica? La pena canónica es una sanción que la Iglesia impone a algunas acciones delictivas, que están tipificadas en el Código de Derecho Canónico, porque se trata de transgresiones externas, voluntarias y gravemente imputables de una ley que lleva aneja una pena. ¿Con qué pena castiga la Iglesia el aborto directamente provocado? La Iglesia castiga el aborto directamente provocado con pena canónica de excomunión no sólo a la madre y al médico, sino a toda persona que sin su ayuda no se hubiera realizado este delito contra la vida humana. El canon 1398 del CIC dice: "Quien procura un aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae". ¿Qué quiere decir incurrir en excomunión? Quiere decir caer en una pena, por la que se excluye al sujeto de la comunión de los fieles y, en consecuencia, se le prohibe cualquier participación ministerial en la celebración de la Eucaristía o en cualesquiera otras celebraciones de culto, celebrar los sacramentos o sacramentales y recibir los sacramentos; así como desempeñar oficios, ministerios y cargos eclesiásticos o realizar actos de régimen. ¿Qué quiere decir que una excomunión es latae sententiae? Con esta expresión se quiere decir que el que incurre en ella queda excomulgado automáticamente, por el hecho mismo de haberse cometido el delito, sin necesidad de que ninguna autoridad de la Iglesia lo declare de manera expresa. ¿Significa algo especial la frase, «si éste -el aborto- se produce»? Sí. Quiere decir que, para que se produzca la pena de excomunión, el aborto debe consumarse, es decir, el hijo ha de morir como consecuencia del aborto. Si por cualquier circunstancia, el aborto no llega a consumarse, no se producirá la excomunión, aunque se dará el pecado. Quien utiliza fármacos o dispositivos intrauterinos que son abortivos, ¿queda excomulgado? No, porque no consta que en cada caso, se haya producido un aborto, ya que no se sabe cuándo hubo fecundación y, por tanto, expulsión del embrión. Sin embargo, el uso de estos medios es siempre pecado grave, por la ocasión próxima de aborto y por el pecado contra la castidad. En el caso del aborto, ¿quiénes incurren en la pena de excomunión? Si se dan las condiciones que configuran el delito de aborto, en este caso quedan excomulgados, además de la mujer que aborta voluntariamente, todos los que han prestado colaboración indispensable para que se cometa el aborto: quienes lo practican, quienes ayudan de modo que sin esa asistencia no se hubiera producido el aborto, quien aconseja y anima decisivamente a practicarlo y éste efectivamente se produce, etc. (por ejemplo: el médico anestesista, la enfermera, el que facilita el dinero, etc.). ¿Se justifica el aborto para salvar la vida de la madre? Si la vida de la madre corre peligro, se debe hacer todo lo posible para salvarla. Igualmente, la vida de la criatura debe tratar de salvarse a toda costa. No es lícito matar directamente a uno para salvar al otro. Si, procurando salvar ambas vidas, accidentalmente, sin quererlo, se produce la muerte de una o de ambas, no hay delito; pero siempre se ha de procurar salvar las dos vidas, que valen igualmente ante Dios. ¿Y no se puede provocar el aborto para evitar que nazca una criatura anormal? Sólo Dios es dueño de la vida y el hombre no puede condenar a muerte a una criatura inocente por ser anormal o por el temor de que pueda ser anormal. Aunque la salud y la normalidad son perfecciones del hombre, sin embargo el hombre no vive para ser sano, no es éste el supremo valor. Personas enfermas, deformes, etc., pueden ser muy felices en esta vida y alcanzar un alto grado de santidad, de gloria, de felicidad en la vida futura. Además, muchas personas pueden prestar grandes servicios a Dios y a los hombres, aunque sean parcialmente incapaces y nadie puede prever con certeza cómo habrá de ser la vida de una criatura aún no nacida. ¿Qué razón de ser tiene que el aborto esté condenado por una pena canónica tan grave como es la excomunión? La razón de ser de esta norma es proteger –también de esta manera, y no sólo con la catequesis y la recta formación de la conciencia– la vida del hijo desde el instante mismo de la concepción, porque la Iglesia se da cuenta de que la frágil vida de los hijos en el seno materno depende decisivamente de la actitud de los más cercanos, que son, además, quienes tienen más directa y especial obligación de protegerla: los padres, los médicos, etc. Luego, cuando el niño nazca, estará además protegido de alguna manera por la sociedad misma. La Iglesia ha entendido siempre que el aborto provocado es uno de los peores crímenes desde el punto de vista moral. El Concilio Vaticano II dice a este respecto: "Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la insigne misión de proteger la vida, que se ha de llevar a cabo de un modo digno del hombre. Por ello, la vida ya concebida ha de ser salvaguardada con extremados cuidados; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables". Así también lo señala claramente el Catecismo de la Iglesia Católica: "La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida." (Ver Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción "Donum vitae" 1, 1). "Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado (Jr 1, 5; Cf. Jb 10, 8-12; Sal 22, 10-11). Y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo hecho en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra (Sal 139, 15). "Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral. "No matarás el embrión mediante el aborto, no darás muerte al recién nacido (Didajé 2, 2; Bernabé, ep. 19, 5; Epístola a Diogneto 5, 5; Tertuliano apol. 9)". Pero ya que en los últimos años cada vez hay más países y legislaciones que permiten el aborto, ¿no habría sido un gesto de benevolencia de la Iglesia el haber mitigado las penas para los católicos que aborten? La Iglesia pudo haber cambiado, en la última y profunda revisión del Código de Derecho Canónico culminada en 1983, la pena de excomunión que pesa sobre los que procuran conscientemente un aborto, pero no lo hizo así precisamente porque en las últimas décadas se ha producido en todo el mundo una acusada relajación de la sensibilidad de las personas y también de muchos creyentes hacia este crimen. Y si bien esta mayor laxitud social, que ejerce una presión cierta sobre las conciencias, puede disminuir la gravedad del delito en algunos casos, una atenuación de la pena habría suscitado, inevitablemente, la errónea idea de que la Iglesia considera hoy el aborto provocado como menos grave que antes, cuando, evidentemente, no es así. La Iglesia, es Madre y Maestra; como Madre, es lenta para la ira y fácil para el perdón, pero como Maestra no puede desvirtuar el depósito de la doctrina que ha recibido de Dios, y no puede decir que está bien lo que está mal, ni puede dar pie a que nadie suponga que actúa de esta manera. ¿Puede suceder que alguna persona consienta o colabore en un aborto y no incurra en excomunión? Sí. Dado que en Derecho Canónico no existe delito si no hay pecado grave (mortal), hay circunstancias en las que no se incurre en esta pena, que requiere plena imputabilidad. Por ejemplo, no quedan excomulgados los que procuran un aborto si ignoran que se castiga con la excomunión; los que no tengan conciencia de que abortar voluntariamente es pecado mortal; los que han intervenido en un aborto forzados con violencia irresistible contra su voluntad o por miedo grave; los menores de dieciséis (16) años de edad; en general, los que han obrado sin plena advertencia y pleno consentimiento. El canon 1323 del Código de Derecho Canónico dice al respecto: «No queda sujeto a ninguna pena quien, cuando infringió una ley o precepto: - aún no había cumplido dieciséis años - ignoraba sin culpa que estaba infringiendo una ley o precepto; y a la ignorancia se equiparan la inadvertencia y el error - obró por violencia, o por caso fortuito que no pudo preverse o que, una vez previsto no pudo evitar - actuó coaccionado por miedo grave, aunque lo fuera sólo relativamente, o por necesidad o para evitar un grave perjuicio, a no ser que el acto fuera intrínsecamente malo o redundase en daño de las almas - actuó en legítima defensa contra un injusto agresor de sí mismo o de otro, guardando la debida moderación - carecía de uso de razón, sin perjuicio de o que se prescribe en los cc. 1324 § 1,2° y 1325 - juzgó sin culpa que concurría alguna de las circunstancias indicadas en los nn. 4° ó 5°. ¿No es la doctrina católica sobre el aborto una dura doctrina, que muy pocos podrán seguir? Casi con estas mismas palabras replicaron los contemporáneos de Jesús cuando oyeron su predicación (ver Jn 6,60). Y el mismo Señor Jesús nos dijo que hay que seguir el camino estrecho para llegar al Reino de los Cielos (ver Mt 7,13). Seguir a Cristo en su Iglesia no es fácil, pero con la Gracia de Dios se allana el camino y se superan las dificultades, por grandes que parezcan. También nos dijo el Señor que fuéramos a Él con confianza y Él nos aliviaría de nuestras angustias (ver Mt 11,28). La doctrina católica sobre el aborto no proviene de la voluntad de la autoridad eclesiástica, sino que está fundamentada en lo más profundo de la naturaleza de las cosas querida por Dios, que se expresa en la Ley que Él nos ha dado a conocer, y que la Iglesia tiene la misión de transmitir: nunca será lícito eliminar la vida de un ser humano inocente e indefenso. Pero la Iglesia cumple también con su deber siendo el ámbito en que los cristianos pueden fortalecer mejor su fe y ser ayudados y estimulados a vivir más intensamente su vida cristiana. Quien ha incurrido en pecado de aborto, ¿cómo ha de proceder para la absolución de la excomunión y del pecado? Si un católico se encuentra en esta situación, debe acudir al Obispo o a los sacerdotes facultados para remitir esta pena. En la Arquidiócesis de Lima, además del Obispo, están facultados para absolver la excomunión: · El Vicario General. · El Canónigo Penitenciario. · Los Vicarios Episcopales en el ámbito de su territorio. · Los Párrocos en su parroquia. · Los sacerdotes que por razón de su pertenencia a su Instituto de Vida Consagrada tienen el privilegio concedido y no revocado. · Los confesores nombrados por el Obispo diocesano para la Basílica Catedral de Lima, el Santuario de las Nazarenas (Centro de Lima) y la Parroquia de San Pedro (Centro de Lima). · Y, aquellos otros sacerdotes que habiendo solicitado la facultad, el Obispo se la haya concedido. Cualquier otro sacerdote con licencias ministeriales en la Arquidiócesis de Lima que por razón de su ministerio pastoral necesitase contar con esta facultad deberá pedirla por escrito a la Curia Arzobispal, fundamentando su pedido. El Obispo diocesano después de evaluar el pedido verá la conveniencia o no de otorgar esta facultad, y si lo viese conveniente la dará por escrito. ¿Qué debe tener en cuenta el sacerdote cuándo un fiel ignora las normas penales respecto al aborto? Siempre que se trate de un fiel con mayoría de edad penal (a partir de los 16 años) hay que tener en cuenta lo siguiente: a. Si se trata de una ignorancia inculpable de la infracción de la norma sustantiva (que impone o prohíbe una conducta) descrita en el can. 1323, 2° ("ignoraba sin culpa que estaba infringiendo una ley o precepto; y a la ignorancia se equiparan la inadvertencia y el error"), hay que recordar que el fiel no queda sujeto a ninguna pena. En este caso cualquier sacerdote con las debidas licencias puede absolver el pecado. Sería culpable, y por tanto no operaría como eximente, la ignorancia que fuese plenamente voluntaria, es decir, mantenida de propósito para no verse en la obligación de cumplir con lo que la norma prescribe, o incluso buscando en ello excusa para poder actuar impunemente (ignorancia afectada). b. Si se trata de una ignorancia inculpable de la norma penal descrita en el can. 1324, 9°, es decir, de la ley o precepto que establecen una pena para quien la infrinja, hay que tener en cuenta que en esta circunstancia se "debe atenuar la pena establecida en la ley o en el precepto, o emplear una penitencia en su lugar, cuando el delito ha sido cometido". En este caso cualquier sacerdote con las debidas licencias puede absolver el pecado e imponer una penitencia según cada caso. Hay que subrayar que el fiel en esta circunstancia no cae en la pena automática de excomunión, ya que si bien existe de su parte voluntad de infringir la ley, no existe voluntad de afrontar la culpa, puesto que la desconocía. Es bueno precisar que sería atenuante que alguien desconociera que el aborto está castigado con una pena; pero no el que, conociéndolo, lo que ignorase es que se trata de una excomunión. ¿Cómo debe actuar el confesor cuando a un penitente, que conociendo las normas penales sobre el aborto, le resultase duro permanecer en estado de pecado grave? Si al penitente le resultase duro permanecer en estado de pecado grave el tiempo necesario para que el Superior competente o un sacerdote facultado lo absuelva, puede el confesor perdonar, en el fuero interno sacramental, las censuras de excomunión o entredicho, latae sententiae no declaradas. Ahora bien, "al conceder la remisión, el confesor ha de imponer al penitente la obligación de recurrir en el plazo de un mes, bajo pena de reincidencia, al Superior competente o a un sacerdote que tenga esa facultad, y de atenerse a sus mandatos; entretanto, imponga una penitencia conveniente y, en la medida que esto urja, la reparación del escándalo y del daño; el recurso puede hacerse también por medio del confesor, sin indicar el nombre del penitente. "Tienen el mismo deber de recurrir, después de haberse restablecido de su enfermedad, quienes, según el c. 976, fueron absueltos de una censura impuesta o declarada o reservada a la Sede Apostólica" . En peligro de muerte, ¿puede todo sacerdote absolver válida y lícitamente de cualesquiera censuras y pecados? "Todo sacerdote, aun desprovisto de facultad para confesar, absuelve válidamente a cualquier penitente que se encuentre en peligro de muerte; y absuelve lícitamente de toda censura y pecado, aunque se encuentre presente un sacerdote aprobado". El sacerdote facultado para perdonar el pecado y levantar la excomunión del aborto, ¿cómo habrá de hacerlo? El confesor facultado, puede antes de absolver los pecados, absolver de la censura con la fórmula siguiente: "En virtud del poder que se me ha concedido, yo te absuelvo del vínculo de excomunión. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo". Dentro de la confesión bastaría con poner la intención de absolver la censura. ¿Qué causa un delito de aborto en los miembros de un instituto de vida consagrada, de un instituto secular o de una sociedad de vida apostólica; o en los que aspiran a recibir órdenes o ya han sido ordenados? Para los miembros de un instituto de vida consagrada, de un instituto secular o de una sociedad de vida apostólica, la comisión de un delito de aborto es causa de expulsión. Para los que aspiran a recibir órdenes o ya han sido ordenados, es causa de irregularidad para recibirlas o para ejercer las mismas. ¿Qué debe tener en cuenta el confesor en el caso de las irregularidades? Debe tener en cuenta que para poder absolver la irregularidad habrá de presentarse un recurso. El recurso lo puede presentar el penitente por sí mismo, o por medio del confesor. Si lo presenta el confesor, el recurso no debe indicar el nombre del penitente sino uno ficticio. El recurso debe dirigirse al Emmo. y Rvdmo. Señor Cardenal Penitenciario Mayor.- Piazza della Cancelleria, 1.- 00186 Roma; y deberá ser enviado a través de la Nunciatura Apostólica en el Perú. ¿Cuál es la fórmula de dispensa de irregularidad? Una vez obtenida la dispensa de la Sagrada Penitenciaría, el confesor, bien dentro de la confesión y una vez dada la absolución o bien fuera del sacramento de la penitencia, emplea la siguiente fórmula: "En virtud del poder que se me ha concedido, yo te dispenso de la irregularidad en que has incurrido. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo". ¿Cuál debe ser la actitud que el párroco debe tomar con respecto a la Sagrada Comunión de aquellas personas que llamándose "católicas" públicamente manifiestan su posición a favor del aborto? Por todo lo antes mencionado, las personas católicas que asuman esta posición están cometiendo una grave falta que consiste en abogar porque se cometa un crimen. No importa que la persona diga que "personalmente no cree en el aborto y que solamente defiende el derecho de cada mujer a practicarlo". El párroco que tenga algún feligrés que se halle en esa condición, antes de negarle la Sagrada Comunión públicamente, deberá hablar con él o ella en privado e indicarle que de no retractarse de su posición se verá obligado a negarle la Eucaristía públicamente. Si permanece contumaz, deberá negársela públicamente, suponiendo, naturalmente, que él o ella la pida. ¿Tienen los católicos, además de la obligación grave de no colaborar en ningún aborto provocado, otras obligaciones en esta materia? Todos los católicos están llamados a una vida plena, es decir, a la santidad, y a contribuir activamente a la extensión del Reino de Dios en la tierra llevando el Evangelio hasta el último rincón del mundo. Si todo miembro responsable de una sociedad que se proclama civilizada tiene el deber de defender la vida y la dignidad humana, por muchas más razones los católicos hemos de asumir esta tarea. ¿Cómo se puede hacer esto, en el caso del aborto? El lograr que en una sociedad se respete el derecho a la vida es responsabilidad de todos en su actividad cotidiana, pues todos, con el ejemplo de su conducta, sus palabras, sus escritos, sus opiniones, su voto, la educación de sus hijos, etc., influyen en lo que se piensa, en cómo se vive y en lo que se legisla. Ciertamente un papel importante corresponde a políticos, educadores y responsables de medios de comunicación social por la repercusión que sus palabras o sus acciones tienen en la colectividad; pero ellos, al tiempo que influyen en la sociedad, son influidos a su vez también por ella. ¿Qué puede hacer para influir en esta materia un cristiano común y corriente, un ciudadano normal que ni sale en la televisión, ni habla desde una cátedra o una tribuna pública? Lo primero que cada uno puede y debe hacer para afirmar la vida es vivir con la conciencia de su dignidad. Sólo afirmaremos la vida de otros si nosotros percibimos la nuestra en toda su grandeza y si nuestra conducta es coherente con nuestra fe. El ejemplo del Señor Jesús, tomando en serio a cada una de las personas que se encontraba, debe servirnos para que todos los que se crucen en nuestra vida se sientan valorados y tenidos en cuenta como seres únicos y amados. Una afirmación así de la vida personal en nuestras experiencias cotidianas hará posible que surja, naturalmente, la estima por todos y cada uno de los seres humanos, también los concebidos y no nacidos. Pero junto a esta actitud general, caben muchas maneras concretas de trabajar específicamente a favor de la vida: · Rogando al Señor por los legisladores y los dirigentes sociales en general, para que sepan comprender que los hijos concebidos y no nacidos son los más inocentes y los más indefensos miembros de nuestra sociedad, y que, como repetidamente ha dicho el Santo Padre Juan Pablo II, nunca se puede legitimar la muerte de un inocente. · No despreciando el valor moral del dolor y del sacrificio, cuyo rechazo lleva a justificar cualquier intento de acabar con lo que se cree que son sus causas, incluidos los ancianos o enfermos inútiles, los deficientes que son una carga o los nuevos hijos que pueden complicar la vida o disminuir el bienestar de la familia. · Acogiendo y ayudando, también económicamente, a quienes, por razón de su maternidad, se encuentran en situaciones difíciles. · Recibiendo con alegría, por duro que pueda ser, el nuevo hijo enfermo o deficiente que llegue a la familia, como una bendición de Dios. Es ejemplar el testimonio de numerosos padres cristianos en este sentido. · Reaccionando positivamente ante escritos públicos o programas audiovisuales que defiendan la vida humana, y críticamente ante los que la ataquen. · Informando a quienes nos rodean, con caridad, pero con firmeza y claridad, de la realidad del hijo no nacido y de la importancia de defender su derecho a vivir. · Los médicos, en especial los ginecólogos, y otros profesionales sanitarios, empleando los medios técnicos que permiten que una madre vea en una ecografía, con sus propios ojos, al hijo en sus entrañas, moviéndose, nadando, chupándose el dedo. Se ha dicho que si el vientre de las madres fuera transparente, muchos verían la cuestión del aborto provocado de otra manera. Son sólo algunos ejemplos que pueden dar idea del enorme campo que un cristiano tiene ante sí en relación con este gravísimo problema. http://es.catholic.net/sexualidadybioetica/284/1269/articulo.php?id=4278

ABORTO Y EXCOMUNIÓN

La manera en que sucede la excomunión por aborto es la siguiente . Canon 1398 menciona que " una persona que realiza un aborto exitoso, incurre en la excomunión automática " (latae sententiae). Esto significa que en el mismo momento en que el aborto es consumado exitosamente, la mujer y todos los participantes son excomulgados. El aborto se define como "el asesinato del feto, de cualquier manera o en cualquier momento, desde el momento de la concepción" (Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos, publicado en las " Actas de la Sede Apostólica " vol. 80(1988),(1818)). Esta definición aplica a cualquier significado, incluyendo drogas, por medio de la cual un ser humano en el vientre de la madre es sacrificado. Cuando una mujer está consciente de estar en estado, la muerte intencional de la nueva vida en ella, no es solamente asesinato sino una ofensa sujeta a excomunión. Una mujer que sospecha que está esperando, tiene una grave responsabilidad y debe averiguar y proteger la posible vida en ella. Cualquier acción para terminar una "posible" vida, aunque probablemente no sea materia de excomunión, si refleja una gran indiferencia por la vida y es materia de pecado grave. Todos aquellos que colaboran en llevar a cabo el aborto, son considerados conspiradores y sujetos a ser excomulgados. Esto incluye sin duda a los médicos y las enfermeras que participaron directamente, a los esposos, familiares y otros que con cuyo consejo colaboraron en hacerlo moralmente posible para la mujer afectada, y también todos los que la apoyaron en llevarlo a cabo.(Llevando a la clínica, financiando el aborto etc.) Claramente hablando, aquellos que piensan que la posibilidad de tener abortos químicos solucionaría el problema, se engañan a si mismos. Solamente ampliaría el grupo sujeto a la
excomunión y culpables de falta grave, incluyendo entonces a los fabricantes de las medicinas, farmaceutas y médicos familiares. También debe de tomarse en consideración que actualmente muchas píldoras anticonceptivas son abortivas. Teóricamente el uso y conocimiento de las características abortivas de estas pastillas podría causar la excomunión. Los fabricantes de estas pastillas han estado considerando últimamente la peligrosa responsabilidad que comparten. TOME NOTA ; Para incurrir en la excomunión, uno debe de estar en conocimiento de que el aborto conlleva esa consecuencia. El Canon 1323 prevee excluir de la sanción a aquellos que no han cumplido los 16 años, los que no conocen esta Ley o están en error sobre su alcance, los que fueron forzados a esta decisión, los que tuvieron un accidente imprevisto, los que actuaron por miedo o no estaban en su santo juicio. (excepto culpabilidad causada por el alcoholismo). Por lo tanto una mujer forzada por un hombre abusivo, para hacerse un aborto, no estaría sujeta a la excomunión, pero si alguien es culpable bajo la influencia del alcoholismo o de drogas, si lo estaría (Canon 1325). En cualquier caso, haya uno estado sujeto a excomunión o no, el pecado del aborto tiene que ser confesado, como si se le hubiera quitado la vida a un ser humano inocente (5to mandamiento). Si el penitente no conocía esta Ley en el momento de cometer el aborto, entonces él o ella no fueron excomulgados. Si la persona conocía esta Ley, pero existieron circunstancias atenuantes (como las arriba mencionadas referente al Canon 1323), estos factores deben ser explicados al confesor. El confesor mencionará, si tiene la facultad del obispo para absolverlo de esta excomunión o si necesita de ella. Si no tiene la facultad de absolver en este caso, puede privadamente y en secreto obtener la absolución del obispo o enviar al confesor a una persona que si tenga la facultad para hacerlo. Una persona que piensa pueda estar sujeta a la excomunión, debe abstenerse de recibir la Sagrada Eucaristía hasta tanto la absolución de los pecados y de la excomunión haya sido otorgada. Un factor que complica esta situación, es cuando intencionalmente se oculta el pecado mortal (aborto) o el conocimiento de la excomunión, esto invalida todas las otras absoluciones recibidas por los otros pecados cometidos, desde el momento en que se comenzó a ocultar este pecado. Ocultar conscientemente un pecado mortal o una excomunión, significa que aún después de haber sido dada la absolución por el sacerdote, debido a la falta de honestidad de parte del penitente, el pecado no queda perdonado. La absolución no es mágica, depende del sincero arrepentimiento de todos los pecados mortales conocidos y un firme propósito de enmienda. Estos pecados deben ser nuevamente confesados, como parte integral de una buena confesión. Este no es el caso de la persona que desconocía que lo que estaba haciendo era pecar ante los ojos de Dios y de la Iglesia, de lo cual se enteró más tarde. Como no ocultó de la confesión lo que sabía que era pecado, sus previas confesiones son válidas. La Iglesia hace todo el esfuerzo posible para facilitar El Sacramento de la Penitencia y obliga a los sacerdotes a mantener también la anonimidad (Canon 964). Realmente no hay excusa válida para demorar el pleno regreso a los Sacramentos. Todos los que han cometido un aborto deben regresar a casa, a Cristo y a la Iglesia.

LA MORAL NATURAL PROGRESISMO CRIMINAL

Recordamos la doctrina de la Iglesia. La ley positiva debe ser reflejo de la ley natural. Si no lo es, es una ley injusta. La ley injusta o inicua, no es ley; no obliga en conciencia, y existe el derecho y el deber de desobedecerla y ejercitar contra ella una resistencia no violenta, aún a costa de perder posiciones profesionales, sociales y/o económicas. El testimonio cristiano puede llegar a exigir el martirio de sangre. Juan Pablo II en la Encíclica Evagelium vitae (1995) señala que "el aborto y la eutanasia son crímenes que ninguna ley humana puede pretender legitimar" y que "leyes de ese tipo no sólo no crean ninguna obligación de conciencia, sino que por el contrario establecen una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia". Desde los orígenes de la Iglesia, la predicación apostólica inculcó a los cristianos el deber de obedecer a las autoridades públicas legítimamente constituidas (cfr. Rm 13, 1-7), pero al mismo tiempo enseñó firmemente que "hay que obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hch 5,29). Todo lo anterior es aplicable a los defensores del aborto, de la guerra, del odio, del homosexualismo, del ateismo (o cualquier otra ideología atea como el comunismo, el nazismo o el liberalismo salvaje). El novelista Miguel Delibes escribía en 1986 sobre los principios de este falso "¡¡¡progresismo!!!" que ha traicionado a la defensa de los más débiles y la no violencia: "Y el caso es que el abortismo ha venido a incluírse en los postulados de la modernidad "progresista". En nuestro tiempo es casi inconcebible un progresista antiabortista. Para éstos, todo aquel que se opone al aborto libre es un retrógrado, posición que, como suele decirse, deja a mucha gente, socialmente avanzada, en el aire. Antaño el progresismo respondía a un esquema muy simple: apoyar al débil, pacifismo y no violencia. Años después el progresista añadió a este credo la defensa de la naturaleza. Pero surgió el problema del aborto y, ante él, el progresismo vaciló. Para el progresista, el débil era el obrero frente al patrono, el niño frente al adulto, el negro frente al blanco. Había que tomar partido por ellos. Para el progresista, eran recusables la guerra, la energía nuclear, la pena de muerte, cualquier forma de violencia. En consecuencia, había que oponerse a la carrera de armamentos, a la bomba atómica y al patíbulo. El ideario progresista estaba claro y resultaba bastante sugestivo seguirlo. La vida era lo primero, lo que procedía era procurar mejorar su calidad para los desheredados e indefensos. Había, pues, tarea por delante. Pero surgió el problema del aborto, el aborto en cadena, libre, y con él la polémica sobre si el feto era o no persona, y, ante él, el progresismo vaciló. El embrión era vida, sí, pero no persona, mientras que la presunta madre lo era ya y con capacidad de decisión. No se pensó que la vida del feto estaba más desprotegida que la del obrero o la del negro, quizá porque el embrión carecía de voz y voto, y políticamente era irrelevante. Entonces se empezó a ceder en unos principios que parecían inmutables: la protección del débil y la no violencia. Contra el embrión, una vida desamparada e inerme, podía atentarse impunemente. Nada importaba su debilidad si su eliminación se efectuaba mediante una violencia indolora, científica y esterilizada. Porque si el progresismo no es defender la vida, la más pequeña y menesterosa, contra la agresión social... ¿que pinto yo aquí? Porque para estos progresistas que aún defienden a los indefensos y rechazan cualquier forma de violencia, esto es, siguen acatando los viejos principios, la náusea se produce igualmente ante una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado." http://iesvs.tripod.com/ELABORTO.htm

EL ABORTO: LICENCIA PARA MATAR NIÑOS INOCENTES E INDEFENSOS

"Antes de formarte en la matriz te conocí para Mí; antes que nacieras te consagré." (Jeremías 1, 5) EL ABORTO es sin duda el mayor genocidio de todos los tiempos: 50 millones de niños asesinados cada año en el mundo, un auténtico crimen contra la Humanidad. La realidad de la vida es objetiva: desde que el óvulo y el espermatozoide se unen existe ya un nuevo ser vivo con todas sus características definidas. La Genética demuestra que en el óvulo fecundado se halla el código entero del futuro hombre, desde el color de los ojos a la forma de los labios; por tanto el secreto de la vida se inició desde la misma fecundación. Todas las células de una persona tienen el mismo código genético, pero en el caso del embrión el ADN es distinto, es el de otra persona que no forma parte del cuerpo de su madre, aunque dependa de ella. Cada embrión es una criatura humana que debe ser tratada y respetada como tal. No podemos ser nosotros los que decidamos, ni en casos de enfermedad ni por otras razones, quien es adecuado para vivir y quien debe ser eliminado. Si matamos a los niños no nacidos que padecen alguna subnormalidad, a los que son producto de una violación y a los que suponen "una carga excesiva para sus madres", entonces ¿por qué no matamos también a todos los niños ya nacidos que son pobres, a los discapacitados, a los ancianos, a los enfermos, a los negros, a los homosexuales, a los abortistas, a todo el que no sea ario, a los que nos caigan mal, etc. Esta es la dura mecánica del aborto: si justificamos el crimen, nos estamos poniendo al nivel de lo que pasó en la Alemania nazi con el exterminio de los judíos y otras razas. La vida humana es un valor que está por encima de cualquier otra consideración ideológica. Y no es sólamente el niño la víctima. Todas las evidencias demuestran que una gran cantidad de mujeres, sino la mayoría, sólo acceden al aborto bajo presión de sus parejas o de un entorno hostil. Es una forma extrema de violencia de género. Para ellas, recordamos las palabras del Papa Juan Pablo II: «Una reflexión especial quisiera tener para vosotras, mujeres que habéis recurrido al aborto. La Iglesia sabe cuántos condicionamientos pueden haber influido en vuestra decisión, y no duda de que en muchos casos se ha tratado de una decisión dolorosa e incluso dramática. Probablemente la herida aún no ha cicatrizado en vuestro interior. Es verdad que lo sucedido fue y sigue siendo profundamente injusto. Sin embargo, no os dejéis vencer por el desánimo y no abandonéis la esperanza. Antes bien, comprended lo ocurrido e interpretadlo en su verdad. Si aún no lo habéis hecho, abríos con humildad y confianza al arrepentimiento: el Padre de toda misericordia os espera para ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la Reconciliación [la Confesión]. Os daréis cuenta de que nada está perdido y podréis pedir perdón también a vuestro hijo que ahora vive en el Señor. La iglesia católica también advierte acerca del pecado que comete tanto la persona que aborta como los que colaboran en ello. La Iglesia Católica entiende por aborto la muerte provocada del feto, realizada por cualquier método y en cualquier momento del embarazo desde el instante mismo de la concepción. El que procura un aborto, la Iglesia lo castiga de modo riguroso, queda excomulgado. Esta excomunión es “Latae sententiae" , que quiere decir automática, así como los que hayan cooperado positivamente, incurren en irregularidad, que es el impedimento perpetuo para recibir órdenes sagradas. La Excomunión de un católico le impide recibir los Sacramentos mientras no le sea levantada la pena: no se puede confesar válidamente, no puede acercarse a comulgar, no se puede casar por la Iglesia, etc. El excomulgado queda también privado de desempeñar cargos en la organización de la Iglesia.
Ayudadas por el consejo y la cercanía de personas amigas y competentes, podréis estar con vuestro doloroso testimonio entre los defensores más elocuentes del derecho de todos a la vida. Por medio de vuestro compromiso por la vida, coronado eventualmente con el nacimiento de nuevas criaturas y expresado con la acogida y la atención hacia quien está más necesitado de cercanía, seréis artífices de un nuevo modo de mirar la vida del hombre» (Evangelium Vitae).