lunes, 1 de marzo de 2010

El egoísmo

La Real Academia Española de la Lengua define el egoísmo como un inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás.

Podríamos definirlo, por tanto, como una forma de ser y de actuar centrada en uno mismo, en las propias necesidades y deseos y que carece de interés por los demás, por su mundo, sus sentimientos o sus necesidades.

El egoísmo nos lleva a querer todo para uno mismo con independencia de los intereses ajenos.

A estas personas no le interesa ser consciente de las necesidades ajenas y, en el caso de serlo, daría igual porque no se preocuparían por ellas.
Características de las personas egoístas

El egoísmo suele verse más como un fenómeno del lado de los antivalores que del trastorno.

Decimos que el egoísta es indoloro, mezquino o miserable, pero nunca lo vemos como una posible patología; ¿acaso la gula no ha sido elevada (¿o devaluada?) al rango de "trastorno de la conducta alimentaría?".

Desde mi punto de vista, hay que considerarlo como una enfermedad del yo acaparador.

Además de un acto de mala educación, es un atentado a los derechos humanos, una violación del principio de la reciprocidad, una conducta depredadora, o si quiere, un patrón antisocial.

A veces la avidez es tan arraigada, es tan visceral, tan destructiva, que para modificarla se requiere la intervención psicológica o psiquiátrica.

En un conocido diccionario, Egoísmo se define como; "Inmoderado y excesivo amor que uno tiene por si mismo y que le hace tender desmedidamente a su propio interés", sufre de egocentrismo: "Soy el centro del universo".

El egocéntrico, inevitablemente, desconoce a todo interlocutor y destruye toda posibilidad de relación: "Sólo yo existo".

El inmoderado y excesivo amor por si mismo hace referencia de la egolatría, lo que se conoce como mecanismo o culto al ego.

El Ególatra desconoce la empatía.

No posee la capacidad de amar porque el amor propio le demanda todo su potencial afectivo.

Siguiendo las premisas de la ética de la consideración, la asertividad bien entendida trata de equilibrar el yo autónomo (independiente) con el yo considerado (interpersonal).

La combinación de ambos me permite comprometerme con la red social/afectiva a la cual pertenezco y sostener al mismo tiempo un territorio de reserva personal.

Laín Entralgo se refiere al momento coafectivo de la relación interpersonal, determinado por dos aspectos afectivos fundamentales, sin los cuales no puede existir ninguna relación: (a) la compasión (padecer íntimamente con el otro sus vivencias penosas) y (b) la congratulación (gozar íntimamente con el otro las vivencias gozosas).

¿Qué es ser egoísta?: Es renunciar a la condición humana, a lo coafectivo, es desconocer que somos prolongaciones de los demás.

Aunque a los egoístas no les guste, estamos conectados unos a otros por naturaleza, intercalados, apretados, casi abrazados, de tal manera que ignorar al prójimo es negarse a si mismo.

La carencia de amor, la ausencia de empatía y la indiferencia acaparadora son formas de agresión encubierta, violencia enfermiza que merece, además de repudio, ayuda profesional.

De no ser así, seríamos egoístas con los egoístas: una bola de nieve de enemistad aplastante.

- Son personas que encuentran gran satisfacción en su forma de ser y actuar, están tan pendientes de sí mismos que se olvidan del prójimo.

- Son arrogantes, se dan excesiva importancia y no tienen en cuenta las opiniones ni puntos de vista de los demás.

- Son pretenciosos, pretenden destacar por encima de todos y desean ocupar siempre un lugar destacado. Cuando algo sale mal tienden a culpar a los demás, convenciéndose a sí mismos de que el error ha sido del otro. De esta forma refuerzan su propio ego al observar, según ellos, la equivocación de la otra persona.

- Sólo les interesa sus propios objetivos y si para ello tienen que utilizar al prójimo en su propio beneficio, no dudarán en hacerlo. Actúan exclusivamente pensando en su propio interés.

- No piensan en la posibilidad de prestar ayuda a los demás y tranquilizan su conciencia pensando que nadie le ayudaría a ellos en situaciones similares o en los momentos difíciles.

- Son personas frías, no transmiten afectos. Son exigentes. Exigen que los demás les traten con respeto y consideración, y a pesar de que este trato sería normal, el egoísta considera que él se lo merece en grado sumo. Considera que quienes le rodean deben valorar y reconocer sus méritos.

Reflexiones sobre el egoísmo


Es muy importante que tengamos en cuenta que el egoísmo es destructivo y que acaba con lo mejor de cada persona. Si somos egoístas nos olvidamos de practicar virtudes como la humildad, generosidad, empatía, comprensión, etc.

El egoísmo nos convierte en seres hostiles y desagradables a los demás. Cuando somos dominados por el egoísmo vemos los errores y las limitaciones de los demás y justificamos los nuestros. Somos injustos con los demás y no reconocemos que nuestra actitud no es la adecuada.

Las personas que actúan egoístamente se van quedando solas a lo largo del tiempo, carecen de amigos, nadie desea estar con ellos porque son incapaces de compartir y de ver más allá de sí mismos.

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