viernes, 20 de marzo de 2015

Vino a su casa

Vino a su casa y los suyos no le recibieron. Todas las cosas han venido a la existencia gracias a Él. Nada sin Él. Ni tú, ni yo, ni los otros, ningún hombre. Ni una hoja, ni una flor. Nada sin Él, porque en Él está la Vida y la vida es el aire que respiramos, el sol que nos ilumina. La vida es la fuerza que llevamos dentro y que nos empuja a caminar. Vino a su casa porque en Él el mundo palpita, pero el mundo no le ha conocido. El mundo sólo conoce aquello que es suyo, y él no es del mundo sino que es en el mundo. Y el mundo no lo ha conocido. Vino a su casa y, aunque los suyos no lo han acogido, él se ha quedado. Ha puesto entre nosotros su Tabernáculo y de su plenitud, todos nosotros hemos recibido gracia sobre gracia. Él viene, viene cada día, y nosotros no le acogemos. Está en medio nuestro y no lo reconocemos, nos habla y no le entendemos. Nuestro corazón está ofuscado, nuestro entendimiento bloqueado y ciegos nuestros ojos. Y no lo vemos ni lo sentimos. Ni la carne, ni la sangre, nos dan el ser Hijos de Dios, sino el hacer su voluntad. http://www.motivaciones.org/MOTIV004/ctosevinoasucasa.htm

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