domingo, 30 de octubre de 2011

¡Soy Inocente!


Todos los estudiantes de un colegio en Florida -2550 en total- estaban en problemas. Un sistema de mensajes notificó a cada uno de los padres que su hijo (o hijos) quedarían castigados ese fin de semana por mal comportamiento
Muchos niños alegaron su inocencia, pero algunos padres de todas maneras impusieron el castigo. Una madre, Amy, admitió que le gritó a su hijo y se aseguró que este se presentara en el colegio el sábado para recibir su castigo.
Para alivio de 2534 niños y vergüenza de algunos padres, se descubrió que el mensaje automático había sido enviado por error a todo el cuerpo estudiantil, ¡cuando en realidad sólo 16 estudiantes merecían el castigo Amy se sintió tan mal por no haber escuchado y creído a su hijo que esa mañana lo invitó a desayunar fuera.
Todos tenemos historias que contar acerca de circunstancias que nos han mostrado nuestra necesidad de escuchar antes de hablar. Somos naturalmente tentados a hacer juicios rápidos y a reaccionar con ira. El libro de Santiago nos da tres exhortaciones prácticas para tratar la situaciones estresantes de la vida: “Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse” Santiago 1:19
En las tensiones de la vida, seamos hoy “hacedores de la palabra” y tomemos tiempo para escuchar y restringir nuestras palabras y nuestra ira. -AMC
Escucha para entender y luego habla con amor.

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