“La envidia es un pecado capital. Manifiesta la tristeza experimentada ante el bien ajeno y el deseo desordenado de poseerlo aunque sea en forma indebida”. A veces se manifiesta en alegría por el mal ajeno.
“La envidia representa una de las formas de la tristeza y, por tanto, un rechazo de la caridad; el bautizado debe luchar contra ella mediante la benevolencia. La envidia procede con frecuencia del orgullo.
Combatir la envidia… es más fácil decirlo que hacerlo. Ya sea una palabra consciente o un pensamiento en lo profundo de tu mente. En ocasiones, esos pequeños pensamientos que se arrastran en nuestras mentes, no suenan a envidia… pero, ¿son o no son?
“No es justo que Esteban tenga más vacaciones que yo”
“Los hijos de Ana son tan educados. Desearía que los míos fuesen obedientes, para yo parecer mejor madre”.
“Pedro se acaba de comprar un nuevo auto. ¡Me gustaría ser él!
“Verónica obtuvo un ascenso y yo era quien lo merecía”.
“Los bíceps de Eduardo son perfectos. Me gustaría ejercitarme hasta lucir como él”.
¿Qué es la envidia? Según el diccionario Webster, la palabra envidia significa “resentimiento o rivalidad por el éxito, logros y ventajas de alguien más”
Combatir la envidia es un desafío constante. Sin embargo, sé por experiencia que cuando no se combate la envidia, te conduce a la amargura. De hecho, la Biblia trata sobre la envidia. Santiago 3:16 dice: “Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas”. Partiendo de esta sabiduría, sabemos que el pensamiento malo produce una vida mala. Cuando tenemos sentimientos de envidia, nuestras vidas se caracterizarán por la confusión, el desorden y el desprecio. Ninguna buena acción proviene de un espíritu malvado y de envidia. ¡Luchar contra la envidia es esencial!
Es posible que pienses: “De seguro que combatir la envidia no siempre es necesario”. Estás en lo correcto. Existe un lugar para la “la envidia sana”. Sin embargo muy pocos de nuestros momentos de envidia son justificados. “El verdadero amor nunca es envidioso, pero tiene el derecho de tener celos de aquellos que son amados”, dice el autor Warren Wiershe. Por ejemplo, los padres tienen derecho a sentir celo de sus hijos y de todas las cosas que podrían dañar su bienestar. Si los celos fueran siempre malos, ¿por qué la Biblia se referiría a Dios como celoso? Deuteronomio 32:16 dice: “Lo provocó (a Dios) a celos con dioses extraños y lo hizo enojar con sus ídolos detestables”. Dios es caracterizado por sus celos cuando adoramos a otros dioses. ¡Él es el único digno de todo honor y alabanza!
La envidia es confundida frecuentemente con los celos. Los celos se refieren a que uno se siente amenazado con respecto a un rival de la persona que amamos. No es lo mismo que la envidia. Me gustaría compartir una definición de la envidia muy clara que encontré en Wikipedia:
“La envidia es la emoción que ocurre cuando una persona carece de algunas cualidades con respecto a otra, logros o posesiones, o desea que la otra persona no posea estas cualidades. En la envidia pareciera ser que existe una comparación social que amenaza la autoestima de otra persona: Alguien tiene algo que la persona envidiosa no posee”.
Si usted siente envidia por algo que no tiene, usted puede utilizar esta emoción negativa y transformarla en positiva haciendo algo. Por ejemplo, si siente envidia porque alguien tiene un auto que usted no tiene, podemos encarar esta situación de la siguiente manera:
• Me gustaría tener ese auto, y preguntarse: puedo tenerlo?. Luego pensar en diferentes maneras de obtenerlo, como ser guardar mas dinero, ganar más dinero, etc.
• La otra manera sería desear tener ese auto pero no estar dispuesto a hacer nada para tenerlo. En este caso, la envidia no sirve porque no estamos dispuestos a hacer lo que se requiere para lograrlo.
• Finalmente, nos podemos encontrar en la situación de que no podemos hacer nada; que es muy diferente a no estar dispuesto a hacer nada. Entonces podríamos comenzar a sentirnos agradecidos en vez de sentir envidia y sentirnos felices por la otra persona. Si no podemos sentirnos felices significa que no podemos aceptarnos como somos en este momento y estamos tratando de ser otra persona.
La envidia es una emoción como tantas otras y si podemos tomar conciencia de lo que estamos sintiendo podemos transformarla en una emoción saludable que nos va a ayudar a vivir más felices.
“La envidia es un síntoma de la falta de apreciación de nuestra dignidad. Cada uno de nosotros tiene algo único que dar que otros no tienen”.
" NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA "
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Hace 5 meses
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