La vida nos da la oportunidad de conocer a distintas personas. Y si bien es cierto debemos estar preparados para dar la cara a todo tipo de situaciones, las que más impactan y dejan una estela de amor y esperanza, es cuando tenemos la grata experiencia de conocer y compartir con esos seres extraordinarios, esas personas maravillosas que poseen un alma noble y generosa, capaces de dar hasta lo que no tienen, solo ver felices a las personas que los rodean.¿Quiénes son estas personas? quizás nos preguntamos en más de una ocasión, y frente a tanta miseria humana hasta dudamos en algún momento de que puedan existir personas revestidas de tanto amor y desprendimiento, muchas de ellas a las que hemos visto o tratado por una sola vez, y esa sola vez ha sido más que suficiente para llenar nuestra vida de afecto y calor humano con tanta fuerza e intensidad, que aunque no volvamos a ver a esa persona, su aroma y su recuerdo quedará impregnado para siempre en nuestro corazón.Esas personas generosas, esas almas nobles como yo las llamo, son seres únicos predestinados a hacer el bien, en quienes sin lugar a dudas habita la presencia misma de Dios; quienes ni siquiera esperan que les demos las gracias por tanta bondad y sinceridad de sus sentimientos, porque están llenos de Amor verdadero. No conocen la envidia ni el egoismo, ni abrigan pensamientos malsanos para con nadie, solo desean hacer el bien, sin mirar a quien.En mi paso por la vida me he encontrado con personas resentidas, amargadas, incrédulas, crueles e indiferentes, que no dejaron ninguna huella positiva en mí; pero también he tenido la invalorable satisfacción de encontrarme con almas nobles, de una pureza y transparencia sin límites, cuya hermosura de su alma - diáfana y transparente - como el azul del cielo, me devolvió en más de una oportunidad la fe perdida, la convicción de que Dios existe, y la seguridad de saber que, por mas grande que sea mi problema, Dios nunca me abandonará ... A esas almas nobles y generosas, a esos angeles de Dios, dedico este mensaje.Nunca es demasiado tarde para agradecer a Dios por tanta bondad, y una forma de hacerlo es valorando con amor y gratitud todo cuanto nos ha dado. Tan solo miremos a nuestro alrededor y encontraremos que hay muchas almas nobles que nos estan tendiendo su mano. Sé generoso y extiende la tuya... quizás sea el inicio de un mundo mejor.
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