Con demasiada frecuencia, vemos como las personas, destruyen sus familias, se angustian, se deprimen, se vuelven egoístas, mienten, calumnian, atropellan a los demás, en aras de conseguir sus deseos materiales, dinero, poder, status,etc. para alcanzar ...¿ La felicidad?
Creo que vale la pena hacer un alto en el camino y detenerse a pensar. De ser así, los pobres, los humildes, los harapientos, los que sufren hambre....¿ No valen nada?..y...¿No pueden ser felices?
Y ...¿qué pasa si no conseguimos todo lo que queremos?
La envidia, el peor mal que existe dentro de nosotros, se apodera de nuestra mente, generando odio y resentimiento contra todo aquel que posea "algo" de lo que nosotros no logramos conseguir. Se puede llegar a los extremos, incluso, envidiar hasta la forma de ser y de pensar del otro....y tratar por todos los medios de aniquilarlo.
Me pregunto...¿Qué se consigue con esto?....¿Ser feliz mirando sufrir a otros?
Se enferma el alma, y, cuando eso ocurre, lo único que puede sanarla es el amor.
Me parece que la vida es para compartir, lo poco y nada que tengamos. Nunca seremos tan pobres para no tener una sonrisa, una caricia, un abrazo, un "te amo" dicho desde el alma, escuchar, extender tus manos hacia quien te necesita, mirarlo a los ojos, ponerse en su lugar, pedir por favor y dar las gracias. Gestos tan sutiles y tan simples, que pueden derribar barreras.
El amor del alma es la mayor riqueza. Si dices amar a Dios, ama también a tu prójimo, de verdad y con verdad aunque duela escucharla. Perdona y perdónate a tí mismo. Dios quiere que seamos felices...amándonos, perdonándonos, entregándonos con dedicación a quienes más sufren y nos necesitan.
M. Rebeca Cuevas Vásquez
http://www.sagradoweb.com/reflexiones/amor.htm
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