viernes, 30 de enero de 2009

La posición social de Jesús de Nazaret...


No existe secreto ni es necesario un alto grado de erudición para entender la vida de Jesucristo en la tierra como hombre.Jesucristo ha sido el ser de mayor investigación humana y ferozmente se ha puesto en dudas por los incrédulos a través de los siglos.Vamos a separar por un momento la divinidad de su ministerio, y nos vamos a concentrar en la sencillez de su estancia terrenal con un lenguaje sencillo.Jesucristo nació en un pesebre dentro un hogar humilde, de padre y madre humilde, en un pueblo humilde y creció sin ningún grado de educación elemental ni universitaria. Tampoco tenía riqueza material en aquella época en donde la humanidad vivía fuera de cualquier forma de vida agradable a los ojos de Dios.Su profesión como carpintero y su relación con las personas pobres materialmente son una muestra de su desenvolvimiento dentro de la sociedad de aquel entonces, cuando nadie imaginaba que proclamaría ser el enviado y el hijo de Dios.Cuando Jesucristo comenzó a los 30 años su ministerio públicamente revolucionó al mundo entero con sus enseñanzas y la plena seguridad con que hablaba.Las personas se maravillaban, porque todo lo que decía era verdad y lo decía como quién conocía los pensamientos e intenciones de cada uno. Al mismo tiempo preocupaba a los sacerdotes de entonces, a los que tenían el poder, los ejércitos, la riqueza y a los que hacían las leyes.Sería entonces en los siguientes 3 años, que Jesucristo se vuelve el maestro y amigo de los pobres, con mensajes de paz, amor y con su dedicada labor a los afligídos, a los enfermos y desposeídos.Enseñó al humano que la pobreza material es un estado sagrado y dignificó el trabajo con humildad, con esfuerzo y sudor como carpintero antes de comenzar su ministerio.La doctrina de Jesucristo fue impecable, fue dada a todos y todas que le escucharon y llamaba a los de corazón duro con una simple palabra que exclamó en muchas ocasiones.El llamado al arrepentimiento, recordando a todo mundo de la naturaleza de Dios y que cada quién tenía el alma como parte de ella. Sin temor y con serenidad elevó su voz para reprender y censurar que la vida estaba llena de hipocresía, perdición, avaricia, formalismos, odio, venganza, esclavitud y que se debía regenerar el carácter y la manera de conducirse en la vida.La vida social de Jesucristo, estuvo llena de humildad, sencillez y amor; a la vez siempre demostró su repudio a las cosas vanas y que corrompían al ser humano en su espiritualidad y unidad, por ello nunca toleró la división.No tuvo lugares fijos para dirigirse a las multitudes, no pertenecía ni representaba a ningún grupo específico, sencillamente creció y se desarrolló dentro de los pobres materialmente y demostró que las cosas materiales no hacen al hombre ni daban el brillo al alma.Los eruditos de entonces, los conocedores de la ley, los libres pensadores, los que estaban en el poder y gran parte de la nación no dudaron nunca de que tenían entre ellos un enemigo en común, puesto que Jesucristo nunca perteneció, ni agarró partido y nunca se asoció con nadie de ellos.Su fortaleza y sabiduría eran ajenas a ellos, pues tampoco recibió instrucción de nadie y nunca basó sus enseñanzas en conocimientos filosóficos, científicos ni humanos de la época.Jesucristo nunca perteneció a ninguna entidad, institución o corriente política que haya nacido en la mente del hombre.Jesucristo nunca enseñó con difíciles conceptos ni artes de escritura; siempre habló en parábolas que sustentó con la misma naturaleza y con ejemplos del mal que existía en la humanidad.Nunca escribió sus enseñanzas ni creó docenas de libros; todo lo que enseñó lo hizo con extremada didáctica y con abundancia de amor y entendimiento.Nunca buscó enaltecerse a si mismo, todo fue en nombre de quién le envió y nunca buscó ni puestos, ni posiciones, ni poder.Jesucristo nunca obligó a nadie, no utilizó armas ni metodologías inhumanas para sembrar su doctrina, una doctrina que es universal porque trascendió más allá de el país donde nació y que se basa en "Amor y Paz". Jesucristo está más vivo que nunca, y no ha habido ni habrá alguien sobre la faz de la tierra como El, porque su reino no es de este mundo.Serían los evangelistas que después dejarían escrita la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret para la bendición de las generaciones venideras a las que todos nosotros pertenecemos.

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