martes, 20 de enero de 2009

Reflexionemos

Dios está en todas partes al mismo tiempo, junto a nosotros y dentro de nosotros. Jamás estamos desamparados. Nunca estamos solos. No permitamos que la amargura nos perturbe: procuremos mantenernos calmos, para oir la voz silenciosa de Dios dentro de nosotros. Así podremos superar las dificultades que aparecen en nuestro camino y descubrir la verdad que existe en todas las cosas y las personas.
Recordemos que recogeremos, infaliblemente, aquello que hemos sembrado. Si estamos sufriendo, es porque recogemos los frutos amargos de los errores que hemos sembrado en el pasado. Permanezcamos alerta en lo que se refiere al momento presente. Plantemos ahora semillas de optimismo y de amor, para recoger mañana frutos de alegría y felicidad. Cada uno recoge, exactamente, lo que sembró.
El camino sigue avanzando. Si todos nos abandonan sigamos la marcha. Si a nuestro alrededor crecen las tinieblas existe una razón más para que mantengamos encendida la pequeña llama de nuestra fe. No dejemos que esa luz se apague, para no quedarnos en tinieblas. Iluminemos con nuestra luz las tinieblas que nos rodean.

No hay comentarios: